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La canciller alemana, Angela Merkel, saluda a la directora del FMI, Christine Lagarde, ayer, en Berlín. :: EFE
Economia

Los inversores desconfían de nuevo de los planes de Rajoy

La prima de riesgo de España se dispara por la resistencia del núcleo duro de la zona euro a suavizar el impacto del rescate bancario

M. J. ALEGRE
MADRID.Actualizado:

La frágil confianza que los inversores habían depositado en el devenir de la economía española se quebró como el cristal por la coincidencia de acontecimientos negativos. España está cada vez más cerca del rescate y no acaba de reconocerlo, mientras rebrotan las dudas sobre la efectividad de las medidas que está dispuesto a adoptar el Banco Central Europeo. Los socios del núcleo duro de la zona euro tampoco se muestran propicios a facilitar las cosas.

La prima de riesgo de España se disparó ayer hasta 461 puntos básicos, 35 unidades más respecto a la apertura del mercado, y las señales de alarma se activaron porque los inversores volvieron a exigir rendimientos superiores al 6% -concretamente, un 6,064%- para comprar obligaciones españolas al plazo de diez años en el mercado secundario. Subió la exigencia de rentabilidad del título español, mientras la requerida al bono alemán del mismo vencimiento retrocedió hasta el 1,456%.

Son datos reveladores del comportamiento de los inversores, que vuelven a apostar por los países que les ofrecen más confianza frente a la mayor rentabilidad que se acompaña de un riesgo más elevado. La jornada fue la más negativa desde que, en el arranque del pasado agosto, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, defraudó las expectativas del mercado al no concretar sus intenciones sobre las medidas que pensaba adoptar para estabilizar el mercado de deuda.

Entre los argumentos más técnicos que justifican el nuevo ataque está el mantenimiento en sus trece de los 'halcones' de la zona euro -Alemania, Holanda, Finlandia-, que no están dispuestos a cargar con la garantía de la asistencia financiera que permitirá capitalizar a la banca española.

El Gobierno español había depositado fundadas esperanzas en la posibilidad de que acelerar la unión bancaria le hubiera permitido excluir del cómputo de la deuda los fondos del rescate bancario. No es una cuestión menor, sino proporcional a la exigencia de sacrificios. El Banco Central Europeo la vincula a los ajustes y calcula que la relación de la deuda respecto al PIB español podrá escalar el 104% en 2016 si el Ejecutivo baja la guardia en los recortes proyectados.

La desconfianza de los inversores se vio reforzada por las perpetuas dudas de Mariano Rajoy a la hora de pedir un rescate. El dirigente popular no acaba de ver claras las condiciones, en vísperas de la aprobación de unos presupuestos del Estado que deben incrementar las dosis de austeridad en el gasto y sacrificio para los contribuyentes y de la divulgación de las necesidades de capital del sector bancario.

En entrevista concedida al diario The Wall Street Journal, Rajoy sugirió que solo pedirá el rescate en caso de que el rendimiento que le exigen los mercados por la financiación sea «demasiado alto durante demasiado tiempo», y cause daños irreparables al crecimiento de la economía española. Solo en esa hipótesis, precisó, «puedo decir al 100% que lo pediría». «No es algo que pueda anticipar en este momento» añadió, para puntualizar que todavía está a la espera de conocer si las condiciones que imponen los acreedores son «razonables». Sin concretar, el jefe del Ejecutivo también aludió a la creación de una nueva «autoridad fiscal», encargada de velar por el cumplimiento de la ley de estabilidad y de los objetivos de déficit.

El desafío resistió pocas horas, a la vista de la trayectoria de la prima de riesgo. En nada contribuyeron a la confianza de los inversores las imágenes de la protesta social ante el Congreso, ni las incertidumbres que genera la reivindicación soberanista de Cataluña. La Bolsa de Madrid se dejó un 3,92% para cerrar en 7.854,4 puntos. Es la cuarta mayor caída del año, y no solo hizo saltar por los aires la barrera de los 8.000 enteros sino que además supone incrementar las pérdidas acumuladas desde el arranque del año hasta el 8,31%.

El varapalo fue más acusado entre los valores más negociados, las constructoras y los bancos. En una jornada negra, BBVA retrocedió el 4,83%, Telefónica el 4,67%, Banco Santander perdió el 4,47% e Iberdrola cayó el 3,22%. Unas pérdidas ampliamente superadas por las de Acciona, que cayó el 9,87%, FCC, que retrocedió el 9,11%, o Sacyr, cuyos títulos se depreciaron el 8,98%.

Los analistas opinan que el clima de pesimismo por las dificultades de España se ha contagiado a otros parqués europeos. En Italia, la Bolsa de Milán se dejó el 3,92%. No hay que olvidar que las vicisitudes que pueda correr España tendrán un impacto casi inmediato en el país transalpino. Pero el CAC-40 de París perdió el 2,82%, el Dax-40 de Fráncfort cedió el 2% y solo el Footsie 100 de Londres limitó el retroceso al 1,56%.