Un deslumbrante «cruce de miradas»
La Fundación Mapfre repasa el retrato del siglo XX en un concentrado con Picasso o Matisse
MADRIDActualizado:"Esto es un intenso juego de miradas cruzadas entre el espectador y los grandes genios del arte del siglo XX" Así resume el Jean-Michel Bouhours, conservador del Centro Pompidou de París, la excepcional muestra 'Retratos. Obras maestras' que trae a España por primera vez ochenta pieza magistrales de su colección. Todos son retratos, pinturas en su mayoría y algunas esculturas, en una concentración de genio de excepcional calidad que permiten recorrer la evolución de este género crucial, tan viejo como la humanidad, en uno de los siglos más decisivos y fecundos para la historia del arte.
Será sin duda, y con permiso de Guguin en el Thyssen, una de las grandes muestras de una temporada que gana temperatura camino de su velocidad de crucero. En cartel hasta enero de 2013, en la Fundación Mapfre habrá a buen seguro colas para participar en este deslumbrante juego especular, un fascinante cruce de miradas con genios tan potentes como los de Picasso, Matisse, Bacon, Magritte, Freud, Manet, Degas, De Chirico, Balthus, Gris, Brancusi, Giacometti y un impagable etcétera.
Propone Bouhous un recorrido tan rico como variado por el complejo y versátil género del retrato, deteniéndose sin corsés cronológicos en las expresiones más elevadas de los diferentes 'ismos' y movimientos artísticos que articularon el siglo XX. Ha seleccionado 80 obras magistrales firmadas por algunos de los más los reconocidos artistas presentes en las colecciones del Musée National d'Art Moderne-Centre Pompidou (MNAM-CP). "Un recorrido que va del postimpresionismo y el fauvismo hasta los movimiento más cercanos al pop-art" resume Bouhous.
Destaca como el retrato es un género "que constituye una de las líneas transversales de la historia del arte". No sólo ha ido modificándose y asumiendo los descubrimientos formales a partir de las vanguardias históricas, "sino que también ha servido de objeto de reflexión sobre la condición humana y la visión del otro, así como de la exploración de la esencia del propio artista". Una reflexión apegada al siglo de psicoanálisis y los totalitarismos, del exterminio sistemático del holocausto, el existencialismo y la eclosión de la fotografía.
La selección del comisario, historiador y conservador del Pompidou supera ese sigo y va desde un retrato de Erik Satie realizado por Suzanne Valadon en 1892-1893, hasta un óleo John Currin elaborado en 2001 y titulado 'The Moroccan'. Entre ambas piezas se despliegan obras clave de Pablo Picasso, Francis Bacon, Henri Matisse, Robert Delaunay, Antonio Saura, Jean Dubuffet, Joan Miró, Amedeo Modigliani, Georges Braque, Juan Gris, Constantin Bracusi, Julio González o Ignacio Zuloaga.
Es un notable y precioso conjunto de óleos y esculturas de gran calidad, reunidas por primera vez en España. Muchas de ellas justificarían por sí mismas una exposición, como las tres mujeres pintadas por Picasso a finales de la primera década del siglo XX y que significa la apertura de la senda cubista y la consagración de la máscara como nuevo rostro.
Buscar el alma
Se ha dividido en cinco apartados que arrancan con 'Los misterios del alma' en la que comparten espacio los óleos de Alexej von Jawlensky, Modigliani o Soutin, cuyo denominador común es la melancolía que destilan sus retratos de los personajes del ambiente de Montmartre entorno al año 1900 y que indagan en la parte de cara oculta de la personalidad humana. "Es el momento del psicoanálisis y las teorías sobre el subconsciente, la exploración del 'yo interior' y la búsqueda del alma humana" destacan los organizadores de una sección en la que la 'Dédie' de Modigliani se confronta con mirada errante del botones de Chaïm Soutine, o la del poeta de Marc Chagall "que intensifican la presencia casi sobrenatural del mundo interior".
Con su pequeño tamaño deslumbra en la sección de 'Autorretrato' la torturada mirada de Francis Bacon sobre sí mismo, confrontado piezas de Matisse, Van Dogem, Vlaminck o Pugny. En 'Caos y desorden o la imposible permanencia del ser', el denominador común es la imperfección que abre nuevas vías expresivas. Es aquí donde brillan las mujeres de Picasso pintó en 1907 (Busto de mujer), 1935 (Mujer con sombrero) y 1938 (Retrato de Mujer). Junto a la escultura de 'Diego' o el lienzo 'Caroline' realizados por Alberto Giacometti, piezas que apuntan a fragilidad de la condición humana con seres "que parecen estar al borde de la deconstrucción o de la descomposición".
'Tras la fotografía' constata cómo la aparición de la imagen condicionó la evolución del retrato contemporáneo. Primero apropiándose de los códigos de la fotografía y después el reivindicando su autonomía como género mayor para reafirmarse, ensanchar las posibilidades estéticas como se ve en 'Kizette en el balcón' de Tamara de Lempicka o 'Roger y si hijo' de Balthus.
La selección escultórica es tan potente como la pictórica, con piezas tan singulares como 'La musa dormida' de Bracusi, 'El túnel' de julio González o el 'Retrato de la señora Heim' de Robert Delaunay. En último apartado es 'De cara al formalismo', dedicado a los artistas más contemporáneos.
Quiere el comisario destacar el esfuerzo que ha supuesto para el Pompidou desprenderse de tal cantidad de joyas, pero se felicita al tiempo de la nueva luz que supone contemplarlas en orto contexto ese "triángulo" cuyos vértices son las miradas del espectador, el artista y el modelo. Una visión que "gana nuevas y enriquecedoras lecturas" que incentivan "la reflexión sobre la condición humana y la visión del otro, sobre cómo nos vemos y cómo nos ven los demás".
"Es un paseo por la historia del retrato" resume Pablo Jiménez, director general de la fundación Mapfre que quiere poner las cosas fáciles al público par el que la muestra se abre el miércoles 26. Su ha implementado un sistema de reserva que hará necesario recoger previamente las entradas gratuitas "para ordenar el flujo de visitantes y evitar colas".