Empacho de Constitución

Mis oídos se empacharon ayer de tanto oír la palabra Constitución. Asistí a las conferencias en homenaje a Diego de Alvear, el militar al que, entre otros hechos heroicos, se le atribuye la organización del cuerpo de Voluntarios Distinguidos de Cádiz en plena contienda contra los franceses en 1808. Fue él quien encargó buscar un lugar donde ubicar las Cortes Generales, primer escalón en la lucha liberal que culminó con la proclamación de La Pepa. En el camino de vuelta de esas charlas, presencié una animada conversación entre dos señores sobre la falta de empleo en la ciudad. «Y, ¿sabes lo que me dijo el concejal?, que lo que yo pedía era anticonstitucional, que la Constitución dice que todos somos iguales sin importar la raza, la procedencia o la edad», dijo uno de ellos en tono airado. Entonces me di cuenta de que la palabra en cuestión o cualquiera de sus sinónimos, son empleados a la ligera con demasiada frecuencia.