Rajoy, junto con su esposa, en la boda del hijo de Alberto Ruiz-Gallardón, celebrada ayer en Santiago. :: XOAN REY / EFE
ESPAÑA

Rajoy pide a Mas que se avenga a explorar «puntos de encuentro»

El jefe del Ejecutivo intenta neutralizar el discurso de que España siempre dice 'no' a Cataluña y asegura que él quiere el diálogo

MADRID. Actualizado: Guardar
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Artur Mas tenía claro que se lo jugaría todo a una carta: u obtenía un compromiso por parte del Gobierno de Mariano Rajoy que le permitiera sacar a Cataluña del régimen fiscal común en el plazo de unos pocos años o rompía la baraja. Y eso hizo. Ahora, el jefe del Ejecutivo, inquieto ante la idea de sumar a la crisis económica una de las más graves crisis institucionales que nunca haya vivido la España democrática, pide al presidente de la Generalitat que recapacite. «Estoy dispuesto a hablar, quiero dialogar y escuchar porque las cosas no son blancas o negras; hay tonos», dijo durante un acto de la precampaña gallega en Orense.

Es la primera vez que Rajoy habla en público sobre este asunto, desde que el jueves recibió a Mas en el Palacio de la Moncloa. No acostumbra a comparecer ante la prensa tras sus entrevistas, salvo que en la reunión participen mandatarios extranjeros, y esta vez no quiso hacer una excepción. Así que solo por boca del propio presidente catalán, y por un comunicado posterior de la secretaría de Estado de Comunicación, se supo que le había trasladado el mensaje de que no hay margen alguno para conceder a Cataluña una hacienda propia como las del País Vasco y Navarra. Pero la escalada soberanista que a todas luces se avecina llevó al líder del PP a romper su mutismo.

El viernes ya aprovechó una charla con los periodistas que se desplazaron hasta Roma a cubrir su encuentro con el presidente italiano, Mario Monti, para mostrar su cara más afable y explicar que él había conminado al presidente de la Generalitat a seguir los cauces legislativos habituales y a remitir la propuesta de pacto fiscal, aprobada por el Parlamento de Cataluña, a las Cortes Generales. La oferta no resulta tentadora para los nacionalistas: eso mismo hizo el exlehendakari Juan José Ibarretxe con su plan y obtuvo un 'no' estrepitoso por parte de los dos grandes partidos, PP y PSOE.

Rajoy aseguró, sin embargo, ayer que considera posible «crear puntos de encuentro». «Por mí -prometió- no va faltar». Las diferencias entre Mas e Ibarretxe son amplias. Los populares siempre consideraron imposible entenderse con el gobernante nacionalista vasco, en cambio -y pese la época negra del debate del Estatut y su promesa ante notario, en 2006, de que no haría pactos estables o permanentes con el PP- la colaboración con CiU ha sido una constante durante esta legislatura, tanto en el Congreso como en el Parlament.

La mano que ahora tiende el presidente del Gobierno viene, en todo caso, acompañada de una posición clara. En el mitin que pronunció en su tierra remarcó que su partido es fiel a principios como «la libertad individual, los derechos humanos, la Constitución española y la cohesión territorial y social». «La solidaridad -insistió- es uno de los principios más importantes que anima al PP».

El pacto fiscal de Mas es, a juicio del partido gubernamental, pero también del primer partido de la oposición, contrario a la Constitución. Y aunque no supusiera cortar por completo los lazos de solidaridad interterritorial sí la limitaría considerablemente. De hecho, el cálculo que hace la Generalitat es que Cataluña obtendría 11.000 millones de euros más que con el modelo actual, una cantidad que perdería, lógicamente, la 'bolsa común'.

Margen estrecho

Esa convicción del Ejecutivo de que un 'concierto catalán' no cabe en la Carta Magna limita cualquier posible diálogo a la negociación de un nuevo sistema de financiación autonómica solo cuatro después de la aprobación del último, diseñado, precisamente, con la idea de dar satisfacción a las demandas de Cataluña. Entonces, en España gobernaba el PSOE y en la Generalitat había un gobierno del PSC. A CiU la fórmula pactada, que ya limitaba por primera vez la solidaridad entre territorios, le pareció insuficiente. Al PP, injusta.

No parece probable que Mas, que se siente compelido a dar respuesta a la multitudinaria manifestación de la Diada a favor de un Estado propio, dé marcha atrás ahora y recoja un guante que lleva años calificando de inaceptable por pequeño. Y menos si se tiene en cuenta que ha logrado capitalizar el debate sobre la independencia y por primera vez en la legislatura ha logrado enviar a un segundo plano el malestar generado por su política de ajustes, que ahora vincula a la insuficiencia financiera que supuestamente genera el sistema.

«La solución a los problemas -reprochó Rajoy- no se encuentra generando otros problemas». Mueva o no las posiciones de Mas, el líder del PP aspira a contrarrestar al menos el discurso de los principales partidos catalanes de que España siempre cierra puertas y que ha sido su actitud lo que les ha empujado a posiciones extremas. «Nosotros hemos ayudado a las comunidades», dijo recordando las distintas líneas de ayuda puestas en marcha desde la Administración central para garantizar liquidez a autonomías y ayuntamientos. «Yo no me voy a desentender de unas administraciones que prestan servicios a los ciudadanos».