Cinco minutos con Richard Gere
El actor llegó poco antes de las doce de la noche y agradeció la calurosa acogida del público donostiarra prodigándose en saludos a lo largo de todo el vallado de seguridad
SAN SEBASTIÁNActualizado:Richard Gere ha cumplido con la promesa apresurada que formuló cuando se marchaba de San Sebastián en 2007: «volveré». Y lo ha hecho con la mejor de sus sonrisas, acompañada de esa cercanía amable que encandiló al público en su anterior visita. El de 'Pretty Woman' llegó a la capital guipuzcoana como la Cenicienta, poco antes de que el reloj marcara la medianoche, y supo agradecer la cálida acogida que le brindaron las decenas de fans que, desde horas antes, abarrotaban los alrededores del María Cristina. Saludos, autógrafos y besos a lo largo de todo el vallado de seguridad entretuvieron al 'gentleman' del cine estadounidense por varios minutos, antes de perderse en el interior del hotel acompañado por su esposa, la actriz Carey Lowell, y el director del Zinemaldia, Jose Luis Rebordinos.
Tras él, un tumulto de admiradoras que gritaban en corrillos «¡es el mejor!», «¡está guapísimo!», «¡qué majo!», «¡esta noche no duermo!», demuestra que el actor hace honor a su fama de envejecer como el buen vino y seguir gustando por igual a maduritas y jovenzuelas.
Media hora después del baño de multitudes, Gere abandonó el hotel en coche oficial con rumbo desconocido, aunque todo apunta a que la estrella de Hollywood y su esposa salieron dispuestos a probar alguno de los bocados de la afamada gastronomía local.
Quienes no pudieron estar anoche recibiendo al protagonista de 'Oficial y caballero' aún pueden ver a Gere por San Sebastián paseando palmito. Hoy la intensa agenda del actor permitirá verle asomar por las inmediaciones del Kursaal en varias ocasiones. Primero para presentar la película 'El Fraude' junto a su compañera de reparto Susan Sarandon -en Donostia desde primera hora de la tarde previo paso por el Guggenheim de Bilbao- y del director del film, Nicholas Jarecki, a las 10 en el Kursaal. Luego para posar en el photocall -que suele celebrarse en las terrazas de los cubos de Moneo- a las 11.30 horas. Y por último, haciendo el paseíllo por la alfombra roja camino de la gala inaugural, por la noche. Entre medias, probablemente aprovechará para conocer un poco más la ciudad que tanto le gustó y a la que, esperemos, prometa volver.