CARICATURA FRANCESA
Actualizado:Quién paga todo esto? Supongo que la libertad siempre ha tenido un precio. Cyrano de Bergerac (S. XVI) fue considerado un libertino por su actitud irrespetuosa hacia las instituciones. Los panfletos con llamadas a la Revolución francesa se ocultaban en los periódicos de París. Las revistas satíricas vivían de denunciar escándalos sexuales y corrupción en la corte de Versalles. Su trasero entonces no era el del Profeta, sino el de la mismísima María Antonieta. 'Harakiri' se cerró por asociar el incendio en una discoteca con la muerte de De Gaulle: «Baile trágico en Colombey. Un muerto». Fue prohibida y sus periodistas fundaron 'Charlie Hebdo'.
Estas publicaciones han exhumado miserias y servido de tratamiento quirúrgico de muchas de ellas. Salvando un par de siglos, su principal exponente sería 'Le Canard Enchaîné', seguida por 'Charlie Hebdo', irrespetuosas ateas y blasfemas como Sartre. Cáusticas con los políticos, policías, banqueros y religión. Un combinado de radicalismo de izquierdas y procacidad obscena, con un chorro de la sátira de su mejor tradición teatral, aderezado con un cruel análisis de su realidad pervertida, un exhibicionismo ilustrado y la ambición de obtener mayores beneficios y lectores. Nunca faltaron temas de inspiración. El sexo siempre desde su obsesión infantil, del 'caca, culo, pedo, pis'. Y nunca se contuvieron.
Hasta sus autores celebrados concluyen que 'todos' los políticos francesas son unos mujeriegos compulsivos. Y qué decir de las telas que cortaron a Strauss-Kahn, presidente virtual a pesar de su rastro por los prostíbulos de Francia. En las caricaturas de Mahoma se intenta ridiculizar. Dibujos en los que el profeta, desnudo, le pregunta al editor: «¿Te gusta mi culo?». O en las que se muestra al fundador del Islam a cuatro patas con una estrella que le sale del trasero: ha nacido una estrella, burlando las protestas por la proyección del vídeo. Nada se han guardado para ellos que no quieran mostrar a los demás. A Catherine Millet, directora de Art Press, debemos la publicación de su impagable vida sexual con el realismo de un entomólogo y la belleza literaria de una cirujana plástica. Otra caricatura se inspira en las fotografías en topless de la mujer del príncipe Guillermo, prometiendo una toma exclusiva de la mujer de Mahoma.
Más allá del desafío a los poderes públicos o la defensa de la libertad, la moda de las caricaturas comienza a ser una perversión irrelevante por mimética y zafia. Más cerca del vídeo americano que de la sensualidad exuberante de Millet y lejos del humor sutil de sus grandes dramaturgos. Y peligrosa. Con consecuencias evaluables. Francia se prepara para cualquier reacción violenta del mundo musulmán y anuncia el cierre de embajadas y colegios en veinte países. Hasta ahora han muerto 28 personas por la violenta reacción ante el bodrio norteamericano, y los servicios de seguridad galos temen que la 'marca Francia' pase a ser el objeto de la ira del mundo musulmán.
Salman Rushdie, condenado a muerte en una fatwa por sus 'Versos satánicos' (el precio de su cabeza ha subido a 2,1 millones de euros), dijo de la película: «Es una basura malévola».