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El presidente libanés, Michel Suleimán, da la bienvenida al Papa a su llegada al aeropuerto internacional de Beirut. :: MOHAMED AZAKIR / REUTERS
MUNDO

El Papa alerta sobre el peligro del fundamentalismo en su visita a Líbano

Benedicto XVI apela a la tolerancia religiosa en la región y firma un documento que promueve la creación de un Estado palestino

E. C.
BEIRUT.Actualizado:

Quince años después de la histórica visita de Juan Pablo II, Benedicto XVI pisó ayer suelo libanés con un claro mensaje contra el radicalismo religioso. «El fundamentalismo es una falsificación de la religión», aseguró el Papa poco antes de arrivar a un país que, además de la guerra en Siria, se ha visto contagiado por los disturbios que recorren el mundo árabe por la película que ridiculiza a Mahoma. Con rostro sonriente y visiblemente emocionado, el pontífice llegó al aeropuerto internacional de la capital, donde fue recibido por el presidente de la República, Michel Suleimán, así como numerosos dignatarios religiosos y diplomáticos.

Una salva de 21 cañonazos dio la bienvenida a Benedicto XVI mientras las campanas de todas las iglesias del país doblaban para saludar su visita. «Feliz convivencia libanesa, que demuestra al conjunto de Oriente Próximo y al resto del mundo que en el interior de una nación puede existir el diálogo entre los cristianos y sus hermanos de otras religiones», celebró el Papa, pese a ser el de ayer uno de sus viajes más delicados por la situación de inestabilidad que padece la región. Prueba de ello fue la muerte de un manifestante en el norte de Líbano durante las protestas contra el filme estadounidense.

El pontífice hizo especial hincapié en los peligros de la guerra que se libra en Siria entre leales y opositores a Bashar el-Asad y que ha costado ya cerca de 27.000 vidas. «En lugar de importar armas, lo que es un grave pecado, convendría importar ideas de paz, de creatividad, de amor al prójimo», afirmó. El Papa mantuvo asimismo su mano tendida a la 'primavera árabe'. «Este grito de libertad, que viene de una juventud mejor dotada culturalmente, profesionalmente, y que desea participar en la vida política y social, es una promesa, algo muy positivo», reconoció. No obstante, advirtió de que esa «importante» revolución «corre el riesgo de olvidar un aspecto fundamental de la libertad, la tolerancia hacia el otro».

Misa solemne

En una ceremonia celebrada durante la tarde en la basílica de San Pedro en la localidad de Harissa, 28 kilómetros al norte de Beirut, Benedicto XVI firmó el texto final del sínodo sobre Oriente Próximo que él mismo presidió en 2010. En ese documento se recogen una serie de propuestas en las que se rechaza que se recurra a la Biblia para amparar las «injusticias» y se aboga por que los palestinos tengan un Estado propio, al igual que Israel. «Que todos los pueblos de la región vivan en paz, hermandad y libertad religiosa», fue el mensaje lanzado por el pontífice tras ratificar el documento. A su llegada a Harissa, recibió las llaves de la aldea por parte de su alcalde, Antonie Chaker Chammal, mientras un coro entonaba cantos bizantinos en el templo.

El viaje del Papa a Líbano, dotada de un gran contenido simbólico, es el tercero que realiza a la región después de acudir Turquía en 2006 y Tierra Santa -Jordania, Israel y Cisjordania- en 2009. Su visita está previsto que concluya el domingo con una misa solemne en una explanada al aire libre en Beirut, con capacidad para unas 75.000 plazas sentadas. Decenas de miles de personas se espera que se sumen a la celebración en un país donde el 35% de sus habitantes son cristianos y el 65%, musulmanes.