Aula de tradición salinera para no olvidar las raíces de la Bahía
El éxito de los últimos meses ha permitido que el Centro de Recursos Ambientales prorrogue hasta final de septiembre la extracción de sal artesanal
CHICLANA.Actualizado:La sal es un elemento muy común del que pocos se paran a pensar en la historia que arrastra. También, son escasos los habitantes de la Bahía de Cádiz que se plantean que sus raíces tienen una conexión muy estrecha con la sal, que en su día supuso la principal fuente económica de la zona.
Esta idea ha sido de la que ha partido una de las actividades educativas del Centro de Recursos Ambientales (CRA) Salinas de Chiclana, la extracción de sal. Durante los cuatro últimos años, la salina Santa María de Jesús se ha convertido en un aula improvisada donde los interesados pueden conocer de primera mano los métodos de extraer la sal. La clave del éxito de esta lección es que no sólo se basa en la teoría, si no que también los participantes pueden introducirse en los tajos y sacar la sal con sus propias manos, además de saborearla en sus diferentes formas.
Por eso, unido a sus buenos resultados, el centro ha decido ampliar esta actividad a partir de hoy y hasta final de septiembre, durante todos los sábados.
Según Paco Flor, gerente del CRA, el objetivo de su enseñanza es que el público «conozca el mundo y la cultura de la sal artesanal, porque así se llega a conocer cómo ha vivido la gente en esta zona, aprovechando los recursos de la naturaleza».
Además de difundir los procesos y métodos rutinarios, otro de los puntos en los que repara la actividad es en mostrar la diferencia entre la sal virgen artesanal y la industrial. Inmaculada Salado, guía de las salinas, es la encargada de dar a conocer que la primera de ellas, gracias a su producción a base de mano de obra humana y animal, mantiene muchas más propiedades de la industrial, por lo que «abogamos por mantener los dos sistemas, pero cada uno de ellos adaptado a usos distintos, para que no exista competencia en el mercado».
Entre estos dos aspectos, Paco Flor mantiene la esperanza de que el negocio de la sal artesanal pueda revivir «porque es muy potente y tiene muchas variedades, en definitiva, una salina tiene muchas posibilidades para sacarle partido, pasando por el agua y el mismo fango. Desde ese punto de vista actualmente puede ser incluso rentable».