Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Economia

La Unión Europea disipa dudas y quita presión a España

El aval germano al fondo de rescate y una ambiciosa propuesta de unión bancaria persiguen estabilizar los mercados

IÑAKI CASTRO CORRESPONSAL
BRUSELAS.Actualizado:

La zona euro acelera con su estrategia para recuperar la confianza de los mercados. Convencida de que la estabilidad en los parqués resulta indispensable para reactivar el crecimiento, la UE disipó ayer importantes dudas tanto en los cortafuegos necesarios a corto plazo como en los objetivos de futuro para fortalecer el bloque. Alemania ofreció la señal más rotunda al ratificar tras semanas de incertidumbre el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), una especie de FMI a pequeña escala concebido para auxiliar a los socios en apuros. Los inversores aplaudieron el paso adelante y quitaron presión a España, que atribuye buena parte de su delicada situación a las dificultades de la moneda única.

Con el recrudecimiento de las turbulencias durante la pasada primavera, los intereses exigidos a los bonos españoles e italianos se dispararon progresivamente hasta la estratosfera. Aunque no hay un cálculo exacto, el propio BCE admitió que los réditos impuestos por los inversores no solo estaban vinculados con la situación económica de ambos países. Según las estimaciones de la entidad, los mercados optaron por aplicar un sobrecoste a Madrid y Roma por su miedo a que pudieran acabar fuera del euro o la propia divisa se desintegrara. Ante esta coyuntura, la UE debía reaccionar sin vacilaciones para convencerlos de inmediato de que su moneda resistiría cualquier envite.

Alemania, el principal anclaje para garantizar la estabilidad, confirmó ayer su firme compromiso con la divisa común. El Tribunal Constitucional germano avaló la participación del país en el MEDE, el fondo de rescate permanente diseñado hace un año para combatir la volatilidad. El Bundestag ya lo había aprobado, pero la plataforma Más Democracia interpuso un recurso por la escasa transparencia del mecanismo. Los magistrados, que ya han emitido otras sentencias de corte europeísta sobre las herramientas anticrisis, ratificaron esta tendencia y certificaron su encaje legal. Como condición más importante, recordaron que el Gobierno tiene que acudir al Parlamento si quiere incrementar su contribución más allá de los 190.000 millones.

Los expertos daban por hecho el visto bueno del Constitucional, pero nadie se atrevía a exteriorizar su optimismo por la importancia capital del MEDE. Con el fondo de rescate temporal consumido en buena medida por los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal, el nuevo mecanismo resulta crucial para proteger a España. Su potencia de fuego asciende a medio billón de euros, con programas que van desde la compra de deuda a la recapitalización de bancos. El BCE, además, convirtió su entrada en funcionamiento en esencial al supeditar la reactivación de la adquisición de bonos a que el MEDE haga lo propio para compartir el peso de las operaciones.

Angela Merkel, que en las últimas semanas ha suavizado su discurso hacia los socios más castigados, celebró el veredicto del alto tribunal. «Este es un buen día para Alemania y para Europa», proclamó en línea con las manifestaciones de otros líderes comunitarios. El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, se apresuró a poner fecha a la entrada en funcionamiento del MEDE. Será el 8 de octubre durante la reunión mensual de los ministros de Economía. Hasta entonces, los socios deberán dar los últimos retoques legales al mecanismo y aguardar a que el presidente alemán, Joachim Gauck, sancione definitivamente el texto.

La convalidación del MEDE coincidió con otra cita de relumbrón en la UE. La Comisión lanzó las negociaciones sobre la unión bancaria con la presentación de su ambiciosa propuesta. En otro intento por inyectar confianza en los mercados, los socios quieren que el supervisor único del sector financiero entre en vigor a partir de enero de 2013. Los plazos parecen muy ajustados y ya han trascendido las primeras fricciones, pero su impacto en los parqués podría ser colosal. Si los integrantes del euro consiguen cerrar un acuerdo, demostrarán sin ambigüedades que el proyecto europeo está más vivo que nunca y consigue avanzar en aspectos tan decisivos para cualquier país como su banca.

Poderes ensanchados

La columna vertebral de la unión bancaria será el BCE, que verá sus poderes ensanchados notablemente. Bruselas quiere que el banco central controle las 6.000 entidades de la Eurozona. Dentro de su nueva labor, tendría capacidad para imponer fuertes sanciones que llegarían hasta la retirada de la licencia bancaria. Alemania ya ha advertido que la propuesta no le gusta. A su juicio, el eurobanco debería ceñirse a las entidades más grandes, mientras que los antiguos emisores nacionales conservarían sus competencias con las firmas de menor tamaño. Las llamadas 'Sparkassen', las cajas de ahorros germanas, y otras entidades similares acaparan más de la mitad de los depósitos en el país.

El presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, se ha involucrado personalmente en el diseño del supervisor único. Ayer, el mandatario portugués desgranó sus líneas maestras durante el discurso sobre el estado de la Unión. Esta intervención ante la Eurocámara abre cada año el curso político y establece las prioridades del Ejecutivo comunitario. Pese a que la unión bancaria destacó como eje central, Barroso optó por una alocución muy afilada en la que criticó la división Norte-Sur que arrastra el bloque. De acuerdo con sus tesis, los mercados no acaban de creer en Europa porque dudan de las «reformas» en los países mediterráneos y del compromiso con el euro en el polo de la disciplina encabezado por Alemania.

El líder comunitario reprochó a los socios que hayan planteado las últimas cumbres como «un combate de boxeo». «Cuando estás en el mismo barco en medio de una tormenta, lo mínimo que les pides a tus compañeros es lealtad», indicó en referencia a las últimas pugnas entre Alemania y el eje París-Roma-Madrid. En una mirada más a largo plazo, Barroso recordó que los países europeos no tienen otro remedio que intensificar su integración para hacer frente a la globalización y seguir contando en un mundo de gigantes. Por ello, proclamó que la UE debe evolucionar hacia una «federación de estados nación» frente al concepto de un «superestado» comunitario dirigido desde Bruselas.