Rajoy sostiene que «lo importante» es la crisis y no la identidad catalana

Mariano Rajoy hizo un llamamiento a la prudencia ante la ofensiva independentista catalana, pero dejó entrever que es un asunto que por ahora no le quita el sueño. Ahora, dijo, «lo realmente importante» es que todos «trabajemos juntos» para salir de la crisis y no enredarse en batallas políticas identitarias. Recordó de paso que los catalanes tienen problemas económicos muy serios que no se resuelven con demandas soberanistas.

El presidente del Gobierno mostró su «respeto» por las personas que acudieron a la manifestación de Barcelona, sobre la que no quiso hacer ningún comentario en presencia del primer ministro de Finlandia, Jyrky Katainen, con quien compareció en el palacio de la Moncloa. Comentó que se reservaba su opinión sobre los planteamientos independentistas de Artur Mas y el pacto fiscal que reclama para la reunión que mantendrá el 20 de septiembre con el presidente de la Generalitat. Pero sostuvo de todas maneras que «si en algún momento de la historia reciente de España es fundamental que trabajemos juntos es ahora».

«El reto -prosiguió- que hoy tiene Cataluña, el resto de comunidades y España es crecer y crear empleo. Ese es el reto más importante». Las demás cuestiones, vino a decir, ahora son superfluas. Rajoy subrayó que Cataluña tiene problemas «muy importantes» con más de 700.000 desempleados y con severas dificultades para cumplir el objetivo de déficit y atender a los vencimientos de su deuda, terrenos en «los que estamos intentado ayudarles».

Aunque el presidente del Gobierno evitó exteriorizar su preocupación por la ola soberanista que recorre Cataluña lo está. Según fuentes de la Moncloa, Rajoy observa con inquietud que CiU se haya sumado con tanta claridad al movimiento independentista. Esa deriva invalida, a ojos del PP, a la federación nacionalista para ser un aliado en el Congreso cuando la legislatura ni siquiera ha cumplido un año y todavía queda por tramitarse un amplio paquete de reformas estructurales.

CiU ha sido hasta ahora casi el único apoyo del Gobierno para sacar adelante proyectos gubernamentales como la ley de estabilidad presupuestaria o la reforma laboral. Rajoy también teme, según las fuentes consultadas, que el fenómeno catalán tenga su espejo en el País Vasco después de las elecciones del 21 de octubre, en las que da por descontado el triunfo del PNV. En el Gobierno creen que no es descabellado pensar que el nacionalismo vasco, presionado por la izquierda abertzale, también lance un órdago soberanista.

Preocupación

La cautela que mostró el presidente del Gobierno tuvo su reverso en las palabras de la secretaria general del PP, quien arremetió contra los nacionalistas por «lanzar chantajes y mensajes amenazantes de separatismo». Dolores de Cospedal sí admitió que a su partido «le preocupa mucho» la acometida independentista catalana en medio de una crisis que exige que «trabajemos juntos para salvarnos todos porque nadie se va a salvar por separado», en referencia al argumento del nacionalismo de que la salida de la crisis para Cataluña es más viable si se emancipa de España.

La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, también recurrió al discurso grueso contra el nacionalismo catalán y amenazó con dejar de apoyar los Presupuestos de la Generalitat del próximo año, una decisión que casi abocaría a Artur Mas a convocar elecciones anticipadas en la próxima primavera. «Si la prioridad de Mas -advirtió- es llevar a Cataluña a una separación del resto de España, el PPC no podrá estar a su lado sino claramente enfrente».

Sánchez Camacho señaló que Mas ha demostrado ser un presidente de la Generalitat «sectario» porque solo representa a los catalanes nacionalistas e independentistas y deja «huérfana» a la ciudadanía que no se identifica con esa forma de pensar para su territorio. «La Cataluña silenciosa», la que «no quiere romper ni separarse del resto de España existe y es mayoritaria», sostuvo la presidenta del PP catalán.