El banquillo español pide paso
La agónica victoria ante Georgia reabre los debates sobre el ‘9’, el doble pivote y la necesidad de que Del Bosque apueste por los segundos del escalafón en estos partidos que necesitan más ritmo y mentalización
MADRIDActualizado:No hay signos de preocupación en la selección española y su entorno pese a la agónica victoria frente a Georgia que, no obstante, sí deja argumentos para el debate. Sabían tanto Del Bosque como sus jugadores que septiembre es un mes tradicionalmente complicado, que el primer encuentro de cualquier campeonato o fase de clasificación suele ser trampa y que los rivales humildes que construyen un muro defensivo dificultan sobremanera el estilo español. Acabado el tedioso encuentro de Tiflis y aliviados tras el sofoco, todos dieron por bueno el sufrido triunfo que, tal y como confesó el seleccionador español, evitó dar un «importante paso atrás». Soldado salvó tres puntos fundamentales en un grupo difícil porque es el único de cinco equipos en lugar de seis y Francia es un adversario de enjundia en la batalla por el primer puesto que garantiza la presencia en el Mundial de Brasil y evita la repesca.
En un intento de anticiparse a unas suaves críticas porque a ‘La Roja’ le sobra crédito, Del Bosque reconoció que a los campeones les faltó profundidad e insistió en la idea de que él ya había advertido que, a base de orden y sacrificio, los caucásicos dificultarían la victoria. «Habrá mucha gente que diga ahora que teníamos que haber hecho cambios antes y que el sistema habría que haberlo retocado, pero mi obligación es no romper el equipo, no descompensarlo. España está obligada a ganar respetando su estilo y de la forma más ortodoxa posible», zanjó el técnico charro.
Soldado y Sergio Ramos profundizaron en las conclusiones. El delantero valenciano se refirió a un partido «desesperante» y el defensa madridista dijo que los rivales saben cómo jugar a España y lanzó un mensaje que esconde una crítica a la actitud del equipo en buena parte del choque. «No se puede vivir del pasado y de todo lo que hayamos conseguido con anterioridad. Tenemos que empezar desde cero, como cualquier otra selección», se sinceró. Más allá de los tópicos del portero rival, el poste, la mala suerte o el exceso de confianza, España defraudó en su partido 100 en el camino de los Mundiales y en su victoria consecutiva número 23 -19 con Del Bosque- en fases de clasificación.
La posesión no basta
La posesión no basta. España dispuso del balón durante más de un 80% del partido pero era un dominio estéril. Faltaron movilidad, con o sin balón, más mordiente, profundidad y llegada. Tres ocasiones y un tiro al palo son poco bagaje para tanta superioridad. La selección se empleó con excesiva relajación, demasiado convencida de que el gol llegaría seguro. Como le ocurre al Barça, debe buscar alternativas dentro de su estilo.
La ley del mínimo esfuerzo. Da la sensación, y no ya solo por este partido, de que las grandes estrellas del equipo español aplican la ley del mínimo esfuerzo con el objetivo de reservarse para las grandes citas. A Xavi y compañía les motiva llegar al Mundial de Brasil y les quita el sueño la final de Maracaná, pero quizá no Georgia, Bielorrusia y Finlandia. Son como los grandes saltadores de altura. Podrían evitarse esfuerzos hasta que toca jugarse la medalla de oro o el récord. Del Bosque recibiría un sinfín de críticas si prescinde de los mejores, pero puede replantarse las convocatorias.
El banquillo funciona. España mejoró cuando entraron Cazorla, Pedro y Cesc, ya casi a la desesperada. Eso significa que Del Bosque acertó una vez más en los cambios pero también que el segundo escalafón del fútbol español quizá mejoraría las prestaciones de la selección en estos choques. Jugadores como Beñat o Adrián tendrían más hambre que los ‘titularísimos’.
El doble pivote como problema. Una vez más, Xabi Alonso y Busquets, indiscutibles en partidos de jerarquía, no mezclaron bien ante un equipo que solo defiende. Sobraba uno porque, defensivamente, España no se vio exigida. El problema es que el técnico evita prescindir de uno de ellos desde que perdió con un solo medio defensivo en las semifinales de la Copa Confederaciones ante Estados Unidos.
Más extremos. La selección abusó del toque por el centro. Con los pasillos interiores atascados, se echó de menos más entrada por banda. Navas y Pedro suelen tener la llave para abrir este tipo de encuentros. Tampoco los laterales se prodigaron. Jordi Alba no fue el punzante carrilero de la Eurocopa y el fuerte de Arbeloa no es el ataque. Para esa función, mejor Juanfran.
El ‘9’ sigue en el aire. La selección avanza sin resolver las dudas del punta. Resulta que España se presentó en la Eurocopa con tres delanteros, jugó con Cesc de ‘ariete mentiroso’ y al final Fernando Torres fue el máximo goleador del torneo con tres tantos. Tras entrar en el ‘club de los cien’ frente a Arabia Saudí, el ‘Niño’ se fue al banquillo en Tiflis. Premio para Soldado, castigado sin acudir al certamen de Polonia y Ucrania. El de Gandía sufrió un mal partido que le condenaba quizá al ostracismo internacional pero Del Bosque acertó al mantenerlo. Marcó, rescató a España y se reivindicó. Pero ya sea para jugar en punta o de falso extremo, Villa es básico.