la última

Popurrí

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Algunas veces las noticias te asaltan como escarabajos. Son tantas, tan dolorosas, trágicas, terribles, incluso temibles, que los dedos quedan paralizados ante el teclado intentando que sea el azar quien decida por dónde diablos saldrá el artículo. Podría hablar de esos popes escandalizados por un grupo de chicas que cantaron en uno de sus templos para protestar. De tanto pope, obispo, imán o lo que se tercie en creencias y que tanto daño y tantas guerras han provocado y aún provocan. Eso sí es un escándalo.

De ese hombre, frío, calculador y terrible, capaz de asesinar a sus hijos para hacer daño a su exmujer. ¡Hay tantos! Y no están locos, ni sufren traumas infantiles, ni vainas en vinagre: son malos, mezquinos, pequeños y diabólicos. Punto. Y como él, existen unas cuantas docenas más: maltratadores de mujeres y niños, incluso propios, sin posible eximente por sus asesinatos.

De los linchamientos en Israel a los palestinos: uno a uno, o en masa. Dicen que el Gobierno de Israel está preocupado por la oleada de xenofobia entre sus jóvenes: hombre, primero los adoctrináis y luego os escandalizáis de los resultados.

De la xenofobia que corroe el alma del mundo, desde Alemania hasta España, pasando por Israel o el mismísimo Imperio (da igual que sea EE UU que China, vaya). Xenofobia contra el diferente, el creyente en otro dios, o, simplemente, el pobre; porque, como el ser gordo, ser pobre es cuestión de falta de voluntad.

De la oleada de nuevas mentiras que esperan a las dos comunidades con elecciones: yo soy bueno, son los tiempos quienes me hacen parecer malo. Por ejemplo. De esa niña de seis años, con cáncer, y desahuciada, junto con su familia, en Madrid. ¿Y los promotores, que son los grandes deudores de los bancos? De esa ‘inyección’ de dinero a Bankia que parece querer enterrar bajo los billetes alguna ‘sagrada deuda’. De la sanidad pública cada vez menos pública, camino de la privatización en beneficio de tipos con nombre, apellidos y consortes bien instalados. Claro, es menester entregarla bien saneada, valga la reiteración, o sea, eliminar a inmigrantes, tal vez a viejos...

De ese euro que todos quieren salvar, tal vez para salvar su propio y personal trasero, mientras nos desangramos entre vómitos de indignación. De todos los pensadores, actores, escritores, músicos, docentes, investigadores, tan mal vistos y tratados por el poder, siendo, como son, la sal de cualquier sociedad. Mientras, en nuestro país, se comienza a pasar hambre y aún mueren a diario miles de niños en el mundo por falta de agua, alimentos o una simple vacuna. Mientras, también, el planeta se nos muere por pura depredación. Vamos, que nos va a desahuciar y no tenemos otra casa donde habitar. Lo dicho, ni el azar ha elegido hoy un asunto concreto.