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Miembros de Esquerra Republicana desplegaron ayer una gran bandera independentista en el parque Güell de Barcelona. :: ANDREU DALMAU / EFE
ESPAÑA

La Diada más independentista

Por primera vez en tres décadas, las fuerzas nacionalistas irán unidas a la marcha soberanista del 11 de septiembre La demanda de ruptura con España empieza a ser mayoritaria en Cataluña

CRISTIAN REINO
BARCELONA.Actualizado:

Cataluña celebrará mañana su Diada nacional, una festividad que este año vendrá marcada por la exacerbación del sentimiento independentista, que se verá reflejado en la manifestación que se espera multitudinaria por las calles de Barcelona, y por la situación financiera de la Generalitat, que al mismo tiempo que reclama una hacienda propia se ha visto obligada a pedir un rescate al Gobierno central de 5.023 millones de euros. Las fuerzas políticas esperan una Diada histórica, como la de 1977, que determinará hacia dónde cambian las relaciones entre Cataluña y el resto de España.

Lo que sí es histórico y da fe de que este 11 de septiembre no será uno más es el hecho de que por primera vez en tres décadas, todas las fuerzas nacionalistas acudirán a la manifestación independentista que se celebra todos los años y que en esta ocasión organiza la Asamblea Nacional Catalana para reivindicar a Cataluña como un «nuevo estado de Europa». Entre los asistentes, destaca la presencia de Convergència, ausente desde principios de los años ochenta. Estará también Unió, la parte menos soberanista de CiU, que en último término ha decidido no perderse la cita ante la posibilidad de que la jornada sea memorable.

Esquerra Republicana, Iniciativa per Catalunya, Solidaritat per la Independència y miembros del sector más catalanista del PSC también participarán en la marcha, que los organizadores pretenden que sea tanto o más masiva que la de 1977, cuando un millón de personas reclamó libertad, amnistía y estatuto de autonomía, o la de julio 2010, en el que otro millón de catalanes salió a la calle contra la sentencia del Estatut.

Medio Gobierno catalán ha confirmado también su presencia. No así el presidente de la Generalitat, quien ha apoyado la manifestación y ha expresado que le gustaría acudir, pero su responsabilidad institucional se lo impide. En un primer momento, el Ejecutivo de Artur Mas miró con distancia la marcha independentista, pero a medida que ha visto que puede ser un éxito, no ha dudado en subirse al carro. En parte, porque quiere aprovechar el impacto de un gran clamor identitario para presentarse en la reunión con Mariano Rajoy del 20 de septiembre con el argumento de que una gran parte de la sociedad catalana reclama un cambio en las relaciones entre Cataluña y el resto de España. Mas expondrá a Rajoy que un pacto fiscal en la línea del concierto vasco es la última oportunidad para resolver el llamado problema catalán y también un dique de contención ante un independentismo creciente.

Fervor independentista

Mas, que podría anticipar elecciones si no encuentra apoyo para los presupuestos o si recibe un portazo a su petición de pacto fiscal, considera que la hacienda propia es la primera estación de la transición hacia un estado propio. Ese es el objetivo a largo plazo del Gobierno catalán y de CiU. La federación nacionalista ha acentuado su perfil soberanista, consciente de que, como dicen los expertos demoscópicos, el centro político en Cataluña se ha desplazado hacia posiciones más cercanas al independentismo. Lo dicen las encuestas. Si Cataluña celebrase hoy un referéndum, los partidarios de la secesión alcanzarían el 51%, según el CEO (el CIS catalán), un porcentaje que ha aumentado ocho puntos en un año, y 15 desde 2001.

Este aumento del fervor soberanista, incrementado por la crisis económica, tomó su impulso a raíz de la sentencia restrictiva del Tribunal Constitucional sobre el Estatut de 2010 y que ha tenido continuidad en los referendos soberanistas que cientos de ayuntamientos han celebrado por toda Cataluña o en la declaración de territorio catalán libre de cuatro localidades. Hasta The Financial Times advirtió en un artículo reciente sobre una posible ruptura entre Cataluña y España.

Y es que, el discurso que afirma que España es el problema y no la solución para Cataluña ha calado hondo en amplios sectores sociales, más aún en la actual situación de penuria financiera que ha llevado a la Generalitat a acogerse al Fondo de Liquidez Autonómica. Hay un sentimiento bastante extendido entre la ciudadanía de que España expolia a Cataluña, una idea que ha permitido que no se responsabilice a la gestión del Gobierno autonómico de la petición de rescate sino a la actuación del Ejecutivo de Mariano Rajoy.