Fin de la sequía de un Racing que ya hace vibrar a su parroquia

Tardó en llegar pero ya esta aquí. El Racing, que fue fiel a sus ideales de juego, sumó ayer su primera victoria de la temporada ante el San Roque (2-0).

Sorprendió Mere a propios y extraños dejando en el banquillo a Álex Expósito. El roteño no estaba de inicio en un once en el que sí aparecían Raúl Silveira (último fichaje racinguista), Pedrito o Juanmi, que ayer ocupó la punta de lanza.

Salvo un primer aviso del campogibraltareño Manuel, los primeros minutos fueron de claro color rojiblanco. El Racing se gustaba y llegaba con peligro a la meta de Goito. La banda izquierda portuense, con un Pedrito colosal, traía por la 'calle de la Amargura' a los visitantes y estos últimos capeaban el temporal a su manera. Pero ni Pedrito ni Juanmi, que no pudo batir al portero rival en un mano a mano, acertaron. El equipo tocaba el cuero, hacía buenos cambios de orientación, pero el gol no llegaba y la ansiedad podía aparecer en cualquier momento.

A partir de entonces, el ritmo decreció, aunque Juanmi (tampoco pudo superar a Goito) y Benítez volvieron a probar fortuna. Y menos mal que todo se quedó ahí, para alivio de los seguidores locales, ya que el central Carlos se encontró un balón en el área pequeña, pero su remate de cabeza fue blando a las manos de Ismael.

Con la firma de Rober y Pedrito

Galiano y Juanmi fueron los primeros en avisar tras el descanso con sendos cabezazos que se fueron fuera. Pero con el paso de los minutos, el San Roque demostraba su buen posicionamiento sobre el césped, aunque las llegadas escaseaban. Hasta que en un córner, una mano de Jhony en el área llevó a Benítez al punto de penalti. El sevillano engañaba a Goito y acababa con la sequía (72').

El Racing se quitaba un gran peso de encima y el coliseo rojiblanco gozaba con los suyos. Manzano tomaba la manija, el desparpajo del canterano Rober se dejaba notar y en un buen corte suyo comenzó la acción del 2-0. Pedrito se encargó luego de ponerla de dulce y Juanmi (muy activo durante todo el partido) de rematar al fondo de las mallas. El disfrute era total. Los canteranos, los de El Puerto, demostraban que tenían sitio. A Mere, una vez más, no le tembló el pulso y, ahora sí, las alegrías acabaron llegando.