Convencer
Actualizado:Dice el refranero que en septiembre el que quiera comer pan, que lo siembre. Y como de sobra sabe usted que el refranero jamás se equivoca, toca aplicarse el cuento porque «del mes que entra con abad y sale con fraile, Dios nos guarde». Parece que septiembre va a ser un mes calentito, y no sólo por toda aquella historia del cambio climático, ni por la vuelta al cole, ni siquiera por esa subida del IVA que nos ha vuelto más pobres todavía, sino porque el horno ahora sí que está para bollos, y porque siempre hay quien se encarga de avivar el fuego. La hoguera de las vanidades, ya lo sabe, estará ardiendo hasta el próximo día 27, fecha en la que sabremos el nombre de quien ocupará la Secretaría General del PSOE en Cádiz. Acostumbrados, como ya estamos, a que el socialismo gaditano lave sus trapos sucios en las fuentes públicas no es de extrañar que anden como el charlatán Ramonet vendiendo mantas y que no haya una, ni dos, ni tres sino hasta cuatro corrientes -y las que puedan venir- distintas dentro del partido que hacen que el río esté más revuelto que nunca. Y también sabe usted, puestos a tirar de refranes, que a río revuelto, ganancia de pescadores. Aunque parece que los pescadores son siempre los mismos y que la tetracefalia -si es que existiera el término- no es más que una vuelta de tuerca al método científico que viene aplicando el PSOE en los últimos años, el de prueba y fallo, o ensayo y error, ese método heurístico por el que se tira por un camino y si no conduce a ninguna parte, se regresa y se tira por otro. Alternativa, lo llaman, y resulta bastante habitual entre la clase política del supuesto consenso. "Divide et impera" o el síndrome del césar es lo que a cualquiera con dos dedos de frente le parece esta comedia de intriga en la que todos salen ganando al final.
Para que el socialismo gaditano se convierta en una apuesta fiable en las próximas elecciones tienen que cambiar las caras, es cierto. Pero también es cierto que tienen que cambiar los nombres y los apellidos y también tienen que cambiar las formas y los fondos, porque no se puede hacer oposición desde el silencio y desde el calor de una silla, sin más oficio que el de la política ni más beneficio que el dinero público que pagamos entre los que militan y los que no. Hay cuatro familias, de momento, en juego, la de Marta Meléndez -a la que ya no se ve tanto por ahí-, la de Blanca Flores Cueto, la del ex secretario de organización del partido y la del último incorporado a la timba, José Ramón Ortega. Dice Blanca Flores -quien por cierto sí tiene oficio y beneficio al margen de los votos- que la gente de la calle debe saber que «somos responsables, serios y creíbles para que vuelvan a confiar en el partido socialista de nuestra ciudad. Debemos asumir que hemos cometido errores, pero que tenemos la firme voluntad de corregirlos. Por eso lo tenemos que decir. Sólo así convenceremos. No se trata de vencer, sino de convencer». Y es justo ahí donde está la clave de este enredo, no va la cosa de vencer sino de convencer.
Mucho les va a costar convencer a un electorado -al fin y al cabo no sólo tienen que contentar a la militancia- harto de ver siempre cómo falla el método. Prueba y error, no lo olvide. Y son tantos ya los errores? Va a ser un septiembre calentito, sí señor.