El BCE intervendrá para ayudar a España sin levantar la presión a Rajoy
Draghi limita la compra de deuda a los títulos a tres años para que el Gobierno no pueda relajarse con los ajustes
BRUSELAS.Actualizado:El presidente del BCE, Mario Draghi, sigue adelante con su plan para intervenir en los mercados en auxilio de España e Italia. Pese a las fuertes reticencias de Alemania, el jefe del banco central ratificó ayer sus intenciones, pero dejó claro que su respaldo no será ningún cheque en blanco. Si Mariano Rajoy y Mario Monti apelan definitivamente a su ayuda, ambos deberán solicitar antes un rescate formal a sus socios de la zona euro. Esta exigencia, que previsiblemente se detallará el jueves en el consejo de gobierno del eurobanco, implicaría en el caso español una revisión de los ajustes que podría desembocar en una batería extra de recortes.
Draghi compareció a puerta cerrada en la Comisión de Economía del Parlamento Europeo. Habitualmente, sus esperadas intervenciones son públicas, pero esta vez prefirió hacerlo lejos de las cámaras ante la proximidad de la trascendental reunión de la cúpula del BCE. En el encuentro del jueves, se prevé que la entidad estipule sus condiciones para comprar deuda en los mercados, unas operaciones que hasta ahora se realizaban sin la exigencia de contrapartidas para alivio de los socios más castigados. Aunque Draghi destacó ante los eurodiputados la rigurosidad de los requisitos, Alemania mantiene su oposición a la adquisición de bonos porque aumenta la inflación y desborda el mandato del emisor.
El malestar del Bundesbank, visualizado la semana pasada con una supuesta amenaza de dimisión de su presidente, acaparó buena parte de las explicaciones de Draghi en la Eurocámara. Varios diputados alemanes alertaron de que la compra de deuda podría sobrepasar las responsabilidades del BCE, una hipótesis que el exgobernador del Banco de Italia rechazó al desgranar sus planes con algo más de sustancia. Según indicó, la legalidad de las operaciones quedaría asegurada con la adquisición de títulos soberanos con un vencimiento máximo de tres años. De este modo, se evitaría la financiación directa de los estados al obligarles a acudir a los inversores privados para los créditos más largos y cómodos.
La exclusión de los bonos a largo plazo no solo serviría para sortear las limitaciones legales. La idea de Draghi blindaría la solvencia de España, pero forzaría a Rajoy a mantener la intensidad de los ajustes y reformas, un aspecto en el que también había incidido el Bundesbank. Esta presión sobre el Ejecutivo se vería todavía más acentuada con el mecanismo que el eurobanco ultima para reactivar la compra de deuda. En primera instancia, el Gabinete del PP tendría que pedir un segundo rescate a la zona euro para que el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) haga frente común con el BCE y se involucre en la adquisición de títulos.
La normativa del FEEF establece unas claras exigencias para el país que solicite su ayuda. Aunque estos requisitos se suavizaron al principio del verano, el socio beneficiario debe volcarse en la lucha contra el déficit y aplicar sin margen para el respiro las recomendaciones económicas de Bruselas. El Ejecutivo de Rajoy cumple buena parte de estas indicaciones, pero podrían endurecerse con más medidas en el mercado laboral y el adelantamiento de la jubilación con 67 años. También faltaría por aclarar si las reformas pactadas serían supervisadas por la troika, el grupo de expertos comunitarios que con sus visitas trimestrales resalta el grado de intervención que soporta un gobierno.
Letra pequeña
España, de momento, mantiene la postura adoptada desde que Draghi anunció a principios de agosto su plan para intervenir en los mercados. En una entrevista con un diario alemán, el ministro de Economía, Luis de Guindos, remarcó que aguardarán hasta conocer la letra pequeña del planteamiento del BCE. Además, citó como otro momento decisivo la cumbre de la próxima semana del Eurogrupo para arrojar «claridad» sobre la situación. En Bruselas, algunos analistas especulan con que el choque de trenes está garantizado. En el 'Financial Times', se insistía en que el jefe del eurobanco apostará por unas duras condiciones muy alejadas de las pretensiones «light» de Rajoy.
Angela Merkel no se refirió directamente a España, pero proclamó que su fórmula de solidaridad a cambio de ajustes sigue plenamente vigente en la zona euro. «Aunque a veces nos acusen de defender la línea dura, debemos presionar para que se realicen reformas en otros países», subrayó, convencida de que Alemania necesita una «Europa fuerte». Más centrado en la reunión del BCE, el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, recordó a Draghi que debe quedar «muy claro» que la entidad no rebasa sus competencias. Con los mercados en vilo ante la dimensión de la cita, agregó que nadie debería albergar «falsas expectativas» ante la verdadera capacidad del emisor para frenar la crisis. El BCE trabaja desde hace semanas a toda máquina para pactar la normativa que regulará su intervención.