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Pansequito celebra sus bodas de oro como cantaor en la Bienal
El gaditano participa en el espectáculo inaugural de la cita flamenca sevillana, 'Raíces de ébano', y el día 28 tratará de reeditar en solitario el éxito de 2010
CÁDIZ. Actualizado: GuardarComienza la Bienal de flamenco de Sevilla más gaditana. Arranca hoy con cuatro heroínas en la piel de una misma artista. Cuatro mujeres, Antígona, Ariadna, Helena y Medea encarnadas por la bailaora Manuela Carrasco. El espectáculo, titulado 'Raíces de ébano', no solo es una reivindicación de las mismas, sino también un homenaje a la fuerza de las mujeres. Es, además, uno de los 20 estrenos de los 70 espectáculos que pueden verse este año en la Bienal. En este tributo, la bailaora sevillana estará acompañada por grandes figuras del cante, entre ellos, los gaditanos Juanito Villar y Pansequito.
El linense, ganador del Giraldillo en la edición de 2010, estará por partida doble en la cita flamenca más importante del país. En la primera presta su imponente voz para acompañar los movimientos de Carrasco. «La propuesta es un manjar para mí, Manuela te mira y te inspira. Me alegro mucho de que haya pensado en mí para su espectáculo», subraya el cantaor, que confiesa lleva muchísimos años sin cantar para un baile. Pero la veteranía y el talento de ambos artistas hace casi prescindible todo ensayo. La improvisación cobra protagonismo en el número conjunto de la sevillana y el gaditano, viejos y cómplices amigos. Pansequito, además, ofrecerá lo que más le gusta, lo que más «espacio da para el arte», una bella soleá con la que se cierra el apartado de colaboraciones de 'Raíces de ébano', que se celebra esta noche a las 22 horas en el Patio de la Montería del Real Alcázar, un espacio recuperado para la Bienal después de diez años.
Casi al final del festival, el cantaor linense estrena su último espectáculo, 'Mis bodas de oro en el cante'. Un montaje que no es otra cosa que una retrospectiva de la carrera de una de las figuras más destacada del flamenco del último medio siglo. Entre aquel adolescente que actúa en Los Canasteros con 15 años y el artista maduro que se presenta el 28 de septiembre en el Lope de Vega han pasado 50 años. Un tiempo en el que han ocurrido muchas cosas, pero que arroja una única verdad: el cante de Pansequito no ha parado de crecer. El artista lo explica de una manera mucho más simple. «Yo lo que tengo es que cantar, pienso morirme con las botas puestas. Por eso en este espectáculo enseño lo que yo sé hacer: soleás, seguiriyas, tarantos...»
Gira andaluza
Sin adornos, a pecho descubierto, un auto homenaje que estrena en un marco que le ha dado al cantaor grandes alegrías. Y que aspira a reeditar. «Hace dos años estuve bien, espero volver a hacerlo así y al menos quedar entre los diez primeros», apunta Pansequito. Un artista en la edad de jubilación al que ni se le pasa por la cabeza bajarse de los escenarios. Está pendiente de firmar un contrato con la Junta para llevar 'Mis bodas de oro en el cante' por una decena de teatros andaluces. Después vendría el resto de España y, quizá, Holanda y otros países.
Porque Pansequito, con tanto recorrido, lo tiene claro. «Lo que al final va a perdurar es el flamenco. La música más bonita del mundo, que es nuestra, de España y Andalucía». Y de Cádiz, dice este portuense de adopción. Lleva a gala la provincia allá por donde desparrama su arte. Sonó con fuerza en la anterior edición de la Bienal, y en esta, a tenor de la nómina de artistas que acuden a la cita sevillana, volverá a repetirse.