A China se le desploma el tofu
La corrupción y el ansia por batir récords en la construcción provoca el derrumbe de cientos de escuelas y 18 puentes en cinco años
SHANGHÁI.Actualizado:El tofu es un alimento sano y delicioso. Es la coagulación de la leche de soja, una especie de pudin que se puede degustar solo, acompañado, y cocinado de multitud de maneras. No tiene grasa pero sí abundantes proteínas, y es rico en hierro. Así, no es de extrañar que muchos lo consideren uno de los mejores descubrimientos de la cocina china. Las construcciones tofu, por el contrario, pueden resultar mortales. Y están al acecho por todas partes del país.
Reciben esta denominación, acuñada por el ex primer ministro Zhu Rongji, por la consistencia de la que hacen gala, similar a la del tofu que se come. Y ejemplifican el lado más oscuro del exorbitante desarrollo del gigante asiático. Son producto de dos elementos que, combinados, provocan una mezcla explosiva: la corrupción y el ansia por batir récords en la velocidad de construcción.
Y los muertos se amontonan. Según estadísticas oficiales, en los últimos cinco años han fallecido 135 personas en el derrumbe de 18 puentes que, de media, habían sido edificados hace menos de 15 años. El último caso se dio el pasado 24 de agosto en la ciudad norteña de Harbin. Eran las 5.30 horas de la madrugada cuando se desplomó una sección de 121 metros de longitud del primer puente en suspensión de la ciudad, cuya construcción acabó hace solo diez meses. Cuatro camiones de gran tonelaje cayeron desde una altura de 30 metros provocando que tres personas perdieran la vida y cinco más sufriesen heridas graves.
Según el Gobierno, el sobrepeso de estos vehículos provocó el derrumbe de la estructura, en la que se habían invertido nada menos que 241 millones de euros. Sin embargo, un detenido análisis de las fotografías del desastre apunta a que el puente de Yangmingtan, de 15,4 kilómetros de largo, es otra construcción de tofu. Al parecer, el hormigón es de mala calidad y se había mezclado con piedras y otros materiales de poca resistencia. Incluso las barras del acero que armaba la rampa eran más débiles de lo que se había exigido.
En su día, los líderes políticos celebraron que el puente se completase en el tiempo récord de 18 meses, pero ahora muchos se preguntan si había razón para tanto regocijo. Porque, en demasiadas ocasiones, el acento se pone sobre la velocidad en detrimento de la calidad y la seguridad. Así, Broad Group, una constructora china que asegura tener la sostenibilidad de sus edificios en mente, consiguió en enero batir una marca que dejó atónito al mundo: en solo 15 días levantó en la provincia central de Hunan un hotel de 30 pisos.
Baja calidad
Curiosamente, sus responsables aseguran que la estructura puede soportar un terremoto de hasta fuerza 9 en la escala de Richter, y que ningún obrero sufrió percance alguno durante el levantamiento del edificio. No obstante, los internautas del gigante asiático desconfían. «No dormiría allí ni loco», cuenta un usuario de Weibo, la red de microblogs en la que se vierten críticas y, a falta de unos medios de comunicación que sirvan de control al poder, se dejan al aire las chapuzas más sonadas de las infraestructuras tofu.
El hotel continúa en pie, pero otras construcciones han corrido peor suerte. El caso más sonado es el del puente de Fenghuang, ubicado en la misma provincia. Habían pasado solo unos días desde su inauguración cuando el 13 de agosto de 2007 se vino abajo. Murieron 64 personas, y la ciudadanía comenzó a exigir responsabilidades. Un año más tarde, China puso el grito en el cielo cuando cientos de escuelas se vinieron abajo durante el terremoto del 12 de mayo, mientras que otros edificios colindantes sufrieron solo daños leves.
Pero de poco ha servido. En 2009 unas fotografías mostraron cómo un bloque de viviendas de 12 pisos, aún sin terminar, había caído como una ficha de dominó en Shanghái. Los pilares, mal diseñados, no aguantaron. «Existe una relación clara entre la baja calidad de las construcciones y la corrupción del sector inmobiliario», asegura un arquitecto español afincado en Shanghái que quiere mantenerse en el anonimato. Esta semana el diario de Hong Kong 'South China Morning Post', que en un editorial advierte de que «la reputación lo es todo en la industria de la construcción». Y es que estos casos suponen una mancha indeleble. Son el 'chou tofu' (tofu maloliente) del desarrollo chino.