Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
málaga

«Las llamas son más grandes que los eucaliptos»

Los vecinos de la zona reviven con angustia la experiencia de tener que dejar sus casas con lo puesto

MARI CARMEN JAIME
MIJASActualizado:

«Las llamas eran más grandes que los eucaliptos cuando ya estábamos saliendo de Entrerríos». Así describía uno de los pacientes del centro de Drogodependencia de Mijas las últimas imágenes que vio antes de ser evacuado hacía el hotel del Hipódromo. Como él, otros 17 pacientes además del personal médico del recinto decidieron, poco antes de las 21.00 horas, abandonar las instalaciones camino del lugar que el Ayuntamiento les facilitó para pasar una noche que muchos recordarán de por vida.

Y no solo recordarán, sino que, lamentablemente, es una situación que se está volviendo bastante habitual en la localidad. Hace menos de un año, el pasado 12 de septiembre, un incendio calcinó 800 hectáreas de parajes en Mijas, Ojén y Marbella. «La situación nos empezó a recordar demasiado al fuego de 2011». Ante tal extremo, muchos de los vecinos decidieron llamar a los servicios de emergencias, que solo en las primeras tres horas del incendio habían recibido, según fuentes oficiales, más de 200 alertas telefónicas.

Tampoco olvidará los momentos de pánico Sofía Juhlim, residente en la zona rural de La Matanza desde hace años. Se enteró del fuego al percatarse de que los medios aéreos comenzaban a trabajar sobre las 19.00 horas. «Poco tiempo después, llegó un coche oficial avisando a los vecinos porque nos teníamos que marchar». En un primer momento fue a casa de los vecinos, «pero la Guardia Civil también nos desalojó, había mucho humo y el fuego se veía cada vez más cerca. He pasado miedo».

Sofía decidió desplazarse hasta el centro de mayores de La Cala de Mijas, conocido por ser la antigua tenencia de La Cala. Al igual que ella, fueron muchas las personas que tuvieron que pasar la noche en este espacio, habilitado gracias a la administración local y a numerosos voluntarios, vecinos del pueblo, que colaboraron en todo lo posible.

Voluntarios

Eva Martín es una joven mijeña que nada más enterarse de la noticia acudió a uno de estos centros de emergencia (también se habilitó el Polideportivo de La Cala, el de Las Lagunas y el hotel CIOMIJAS) «para ayudar en lo que hiciese falta, desde preparar las camas hasta buscar agua y alimentos». Como ella, Carlos Caravias, vecino de la localidad, no dudó en pasar la noche colaborando con las personas evacuadas. «Hay comerciantes que han traído comida, cosas para beber, ropa de cama y abrigo, cada uno está colaborando con lo que puede», comentaba.

Pese a que la mayoría de los residentes de las zonas rurales desalojadas son vecinos de la localidad, que en buena parte de los casos optaron por pasar la noche en casa de familiares y vecinos para estar a salvo, no todos tuvieron la misma suerte. Una familia de doce ingleses, que prefirieron no decir su nombre y que estaban de vacaciones en un chalé de alquiler en la localidad se toparon al regresar de la playa con el fuego junto a la vivienda. «Vimos mucho humo y oíamos las sirenas de la policía. No sabíamos que hacer», recordaba el padre de familia. Finalmente un par de los numerosos taxis de la localidad que durante la noche se ofrecieron como voluntarios para trasladar a los evacuados les acercó hasta La Cala, donde pasaron la quinta noche «de unas vacaciones que no olvidaremos». Al igual que esta familia, muchos turistas de vacaciones pasaron la noche lejos de su zona de alojamiento habitual. Al cierre de esta edición, el Hotel La Cala Resort acababa de ser desalojado.

Concepción Cuevas es vecina del entorno de La Roza. Antes de las diez de la noche decidió dejar la casa para refugiarse en Fuengirola, donde viven sus hijos. «Es muy duro porque no sabemos qué nos vamos encontrar en casa cuando lleguemos, pero en estos momentos lo más importante es salir de aquí», comentaba pocos segundos después de que la Policía le indicara que debían abandonar el entorno.

Pegados a la televisión, la radio y los teléfonos móviles, la mayoría de los evacuados apenas hacían el esfuerzo de intentar descansar. Las llamadas entre familiares y amigos para conocer la situación de todos fueron sido las escenas más habituales, no solo en los centros de evacuados, también en el entorno de las carreteras cuyo cerco policial poco a poco se ha fue ampliando con el paso de las horas.

Miguel Jiménez vio cómo, a lo largo de la noche se tuvo que ir alejando desde Entrerríos por la avenida Mare Nostrum hasta llegar casi al núcleo de La Cala. «Mi familia se ha quedado en el entorno de Entrerríos, sobrinos y hermanos, intento localizarlos pero no sé por donde están». Ante estos momentos de pánico a las autoridades solo les quedaba tranquilizarlos de la mejor manera posible. «Las personas están a salvo, hay vehículos de evacuación, transporte y ayudas para todo», intentaba tranquilizar un agente a los vecinos.