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Condoleeza Rice se convierte en estrella

M. GALLEGO
TAMPA.Actualizado:

Érase una vez «una niña (de color) que creció en el Birmingham (Alabama) de (las leyes segregacionistas de) Jim Crow y a la que sus padres creían capaz de llegar a presidenta si se lo proponía, a pesar de que ni siquiera podían llevarla legalmente a tomarse una hamburguesa a la barra de (las tiendas) Woolworth». Esa niña, contó el miércoles Condoleezza Rice, «llegó a ser secretaria de Estado».

Tenía fuego en la mirada y una furia en la voz que la hacían parecer Scarlett O'Hara en 'Lo que el viento se llevó', pero el escanario no era la mítica plantación de Tara, sino la Convención del Partido Republicano en Tampa, donde la víspera dos individuos fueron expulsados por arrojar cacahuetes a una camarógrafa negra de CNN al grito de: «Así es como alimentamos aquí a los animales».

En casi todas las convenciones hay un discurso mítico que forja a una estrella. En esta tenía que haber sido Paul Ryan o Mitt Romney, pero ese tipo de liderazgo rara vez se forma por mandato de guión. Todo el mundo coincidía ayer en que si la Convención de Tampa ha forjado a alguien es a Condoleezza Rice. El propio exalcalde Rudy Giuliani confesaba que nunca antes la había oído dar un discurso, y es que este era el primero de semejante calibre que sacaba de su propia cosecha, sin guión ni 'teleprompter'. El único que la Convención no pudo enviar a la prensa porque no estaba escrito.

La llegada al auditorio de la única miembro del Gobierno de George W. Bush, que los republicanos prefieren no mentar, fue recibida con una larga ovación de un minuto, la mayor junto con Ann Romney. Y a pesar de que la historia de la niña de color que puede llegar a presidenta parecía salir del guión de Barack Obama, Rice la contó con tanta fuerza que conmovió al auditorio que odia al presidente.

Obediente y disciplinada, cumplió su papel de atacar al mandatario en lo que mejor conoce, la política exterior. «¿Cuál es la postura de EE UU? Cuando amigos y enemigos por igual no conocen la respuesta claramente y sin ambigüedades, el mundo probablemente es un lugar más caótico y peligroso», sostuvo.

Pero Rice, dispuesta a ser ella misma, también defendió posturas impopulares entre los republicanos, como la necesidad de invertir en energías alternativas o de aprobar una reforma migratoria «compasiva» que permita el flujo de inmigrantes para que EE UU siga siendo un país «joven y optimista». La sorpresa es que el público la aplaudió, aunque fuera por educación.

Rice, que según todas las fuentes estuvo entre las finalistas de Mitt Romney para vicepresidenta, pero fue descartada por moderada, se considera desde ayer una candidata potencial para la Casa Blanca en 2016. Ella asegura que lo único que quiere es volver con sus estudiantes de Stanford (California), donde da clases. «Mi padre sería feliz sabiendo que he llegado a Secretaria de Estado. Mi vida ahora está en Palo Alto», dijo a NBC.