El Gobierno pide a Cataluña y País Vasco que se centren «en las cosas de comer»
Soraya Sáenz de Santamaría asegura que los debates independentistas transmiten inseguridad a los inversores
MADRID.Actualizado:Mariano Rajoy tiene los cinco sentidos puestos en evitar el rescate, blando o duro, de la economía española y la política doméstica, de momento, queda en segundo plano. Una idea que Soraya Sáenz de Santamaría resumió ayer de manera muy gráfica durante la comparecencia posterior al Consejo de Ministros: «Hay que centrarse en las cosas de comer, en unos momentos de enorme dificultad para muchos españoles y para España en su conjunto». Una frase con la que la vicepresidenta respondía a una pregunta sobre si, además de un posible triunfo de las fuerzas soberanistas en las elecciones del País Vasco, también le preocupaba la deriva radical de CiU en Cataluña, que ha pedido a los ciudadanos que el próximo 11 de septiembre (la Diada) envíen un mensaje «contundente» de «afirmación nacional».
El Gobierno ha tomado buena nota de las tentaciones soberanistas del PNV, el favorito para ganar las elecciones vascas del 21 de octubre, y de CiU, cuyo líder y presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha pedido hora en la Moncloa para presentar a Rajoy su propuesta de pacto fiscal para Cataluña. Los nacionalistas vascos han dejado la puerta abierta a todo tipo de alianzas, izquierda abertzale incluida, y un pacto de este tipo inquieta mucho en el Gobierno porque sería una vuelta a los tiempos de Juan José Ibarretxe, con el agravante de que las fuerzas soberanistas tendrán, como todo apunta, una mayoría absoluta incontestable en el Parlamento de Vitoria.
El pacto fiscal por el que Cataluña recaudaría todos los impuestos en su territorio y pagaría después un canon a la Hacienda central por los servicios prestados también causa desvelos en el Ejecutivo de Rajoy. El más que probable rechazo del Gobierno y del PP a este planteamiento conducirá, casi con toda seguridad, a que CiU estreche sus lazos con los independentistas de Esquerra Republicana de Catalunya y formen un frente soberanista.
El déficit
El temor del Gobierno a una radicalización nacionalista no radica solo en la previsible confrontación con Catañuña y País Vasco, sino en las consecuencias que puede tener para alcanzar la insoslayable meta de reducir el déficit del Estado hasta el 6,3% al final de este año. Tampoco conviene a Rajoy defender la postura de su Gobierno en Bruselas arrastrando una imagen de inestabilidad política que pueda torpedear la frágil confianza que tienen los mercados en España.
Sáenz de Santamaría explicó que los ciudadanos demandan a sus dirigentes que prioricen las decisiones encaminadas a crear empleo. Otros debates, como puede ser el identitario, distraen al país de lo importante y solo generan discusiones que restan potencial en la lucha contra la crisis, resumió la número dos del Gobierno.
Este tipo de confrontaciones, añadió, repercuten de manera negativa en la imagen de España. «Si queremos que vuelvan a confiar en nuestro país, que tengan confianza en nuestro sistema, tendrá que ser con un sistema estable», espetó la vicepresidenta.
Advirtió además a las fuerzas que antepongan el independentismo a la lucha contra la crisis que tendrán que explicar a sus electores «por qué el empleo no es su principal preocupación o por qué en vez de trabajar juntos buscan elementos de confrontación que generan inestabilidad».