Un espray nasal contra los pensamientos suicidas
El alarmante aumento de suicidios entre soldados de Estados Unidos desemboca en una investigación pionera
MADRIDActualizado:Más muertos por suicidio que en combate. Las estadísticas del Ejército de los Estados Unidos han encendido todas las alarmas. Tan solo en el mes de julio, cerca de 40 militares se han quitado la vida, la tasa más alta de su historia y que anticipa un cierre de 2012 sin precedentes. La dramáticas cifras, reconocidas por el secretario de Defensa, Leon Panetta, han provocado que se hable ya sin tapujos de epidemia y han llevado al general Lloyd J. Austin III, alto cargo del Ejército, a admitir recientemente que se trata del enemigo más difícil que se ha topado en su larga carrera.
El alto estrés como consecuencia de los enfrentamientos bélicos en Afganistán o Irak suele estar detrás de estos casos, aunque también los hay derivados de problemas familiares, de pareja o económicos. Tampoco ayuda la mala imagen social que suelen tener los soldados con problemas depresivos, que en muchas ocasiones se ven obligados a sufrir su trastorno en silencio y soledad.
El Gobierno de este país se gasta miles de millones todos los años en tratar la salud mental de sus soldados. Para ello recurre a tratamientos psicológicos y farmacológicos, que suelen ser eficaces, pero que requieren de tiempo. Sin dejar a un lado estos métodos, el Ejército se plantea ahora contar con algún recurso de urgencia, un producto o fórmula que permita esfumar en apenas minutos los pensamientos suicidas.
Las nanopartículas de la hormona liberadora de la tirotropina (TRH) se han mostrado hasta ahora bastante eficaces ante los cuadros depresivos, sin embargo, tenían un problema: debían ser inyectadas en la espina dorsal del paciente. El Ejército ha encargado al doctor Michael Kubek, profesor de Anatomía, Biología Celular, Neurobiología y Psiquiatría de la Universidad de Indiana una investigación para desarrollar un espray nasal que permita que estas nanopartículas puedan ser inhaladas y lleguen de una forma rápida al cerebro y, en particular, a la zona encargada de las emociones. Para ello le han concedido un presupuesto de tres millones de dólares y tres años de plazo, durante los que tendrá que evaluar la eficacia del espray y testar además si es seguro para la salud. Si la investigación llega a buen puerto, el Ejército de los Estados Unidos espera que esta innovación médica suponga un importante avance no solo para afrontar el suicido entre los militares sino también entre la población civil.