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La imagen de la desolación, decenas de terrazas vacías, era ayer habitual en Valdelagrana. :: L.R.
verano | EL PUERTO

La zona naranja y la crisis quiebran Valdelagrana

Las ventas caen en picado desde el inicio del verano, y los hosteleros lo achacan a la carestía general y al cobro por aparcar impuesto por el Consistorio

LOLA RODRÍGUEZ
EL PUERTO.Actualizado:

En junio confiaban en la llegada de la primera bandada de veraneantes de julio. Y en julio depositaron su confianza en agosto. Ahora que el segundo y último mes fuerte de la temporada veraniega encara su recta final, los hosteleros y comerciantes de Valdelagrana siguen frotándose las manos... pero en señal de desesperación. Y es que las previsiones no se han cumplido ni de lejos. Es más, algunos, como el Rey de la Paella, calculan un 30% menos de ventas. En otro restaurante, un conocido buffet, han prescindido de varios empleados, por falta de clientes. Los principales culpables, a su juicio: la crisis generalizada y la zona naranja para aparcar propiciada por el Ayuntamiento.

La empresa municipal Impulsa, que gestiona este nuevo sistema, ha vendido alrededor de 2.500 abonos a residentes, veraneantes y trabajadores. Una cifra que, según celebran en la sociedad pública, está subiendo. Cabe recordar que la asociación de hosteleros de Valdelagrana, Acoval, se mostró a favor de la zona naranja en un primer momento. Pero el sentir entre los empresarios de la zona era bien distinto antes y ahora más. Algunos consultados se quejan de que la tasa espanta a los usuarios que van a pasar el día a la playa o que simplemente quieren tomar un café o cenar.

«Se supone que estamos pagando para algo positivo, pero no vemos los beneficios. Es cierto que hay menos clientes por la situación de crisis. Pero la zona naranja ha sido la guinda». María del Carmen Carrera, propietaria de una cafetería, denunció además la presencia de contenedores sin tapadera frente a su establecimiento y los hábitos horarios del servicio de jardinería.

Falta de cambio y multas

«El otro día se pusieron a podar a las doce de la mañana, con un levantazo». Algo de lo que también se quejó Estefanía Samper, camarera de un pub, quien aseguró que los días buenos de agosto se pueden contar con los dedos de una mano. «Mucha gente ha dejado de venir por la zona naranja. Además hay muchos errores. La máquina no da cambio y un señor fue a cambiar al paseo marítimo. Cuando regresó tenía una multa».

José Manuel Pacheco, del restaurante Puerto- Madrid defendió la tesis de la elección entre el café y la zona naranja. «El que paga por aparcar ya no consume nada. Ni el café ni el helado de los niños. La gente no tiene. Y se va a otras playas». De hecho, durante el verano, La Puntilla y la Costa Oeste han recibido un trasvase de bañistas a los que no les hace ninguna gracia pagar 1,20 euros por una hora, 3,60 por cuatro horas o seis euros por ocho horas, que es el máximo establecido por Impulsa.

También los autobuses procedentes de localidades extremeñas o de la provincia de Sevilla cargados con bañistas para pasar el día han encontrado serias dificultades para estacionar. Al no estar permitido en la zona naranja tienen que buscar otras calles, pero éstas están copadas por todos los usuarios que huyen del pago. Fuentes municipales indicaron que no existe un lugar específico para autobuses, pero que no debe haber problemas para descargar pasajeros.