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Veranear en España

FELICIDAD RODRÍGUEZ
DIPUTADA DEL PPActualizado:

Hace unos días, el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, nos recomendó a los españoles que tratáramos, dentro de las posibilidades de cada uno, de hacer turismo en nuestro país en lugar de aprovechar las vacaciones estivales para trasladarnos a países exóticos y lejanos. Y, como hay que predicar con el ejemplo, todos los miembros del gobierno han optado por quedarse en casa durante los pocos días de vacaciones que tocan este año. Lejos ya los tiempos de los periodos estivales de reconocimiento, a todo lo largo y ancho de Iberoamérica, de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega. Cierto es que, con las dificultades económicas que estamos pasando, para muchos compatriotas la oportunidad de hacer una escapada este verano queda bastante lejos de sus posibilidades. Como también es cierto que, para muchos destinos en el extranjero, existen suculentas ofertas de bajo coste cuyos folletos publicitarios, a todo color, tratan de atraer nuestro interés hacia playas paradisíacas de altas palmeras y arenas blanquísimas en las que, con unas pulseras de colorines bien sujetas en la muñeca, podemos olvidarnos del mundo encerrados en uno de esos paraísos del todo incluido. Hace poco, unos conocidos me comentaban las bondades del sistema, lo bien que lo habían pasado y lo barato de la estancia de una semana, vuelos incluidos, en una playa caribeña situada a unos 10 kilómetros de Cartagena de Indias. Tan bien y relajados se encontraban en el resort junto al mar, abandonándose a largos y tranquilos paseos por la orilla, con un frondoso paisaje de fondo que recordaba al del motín de la Bounty, entre daikiris y mojitos y escuchando música de chill-out bajo la luz de la luna que no tuvieron tiempo de acercarse a la vecina hermana gemela de Cádiz ni siquiera para dar un breve paseo por el Corralito de Piedra. Así que se volvieron sin visitar San Pedro Claver y Santo Domingo, sin probar los dulces junto a la torre del reloj y la plaza de la Aduana, sin admirar el Museo del Oro, sin recorrer las murallas y el castillo de san Felipe y sin comprar algún recuerdo artesanal en las Bóvedas. Por supuesto ya se sabe que sobre gustos no hay nada escrito y que cada uno es muy libre de decidir si prefiere dedicar su tiempo libre al dolce far niente tumbado en una playa o si, por el contrario, prefiere disponerse a descubrir las bellezas que esconde cualquier ciudad. Pero si preferimos lo primero, y por muy barato que resulte la escapada caribeña, estaremos de acuerdo que, aunque debamos renunciar al uso de la pulserita, aún resulta mucho más barato el poder tostarse al sol en las dunas de Cortadura, pasear, hasta cansarnos, por la orilla de este lado del Atlántico y disfrutar de un ambiente chill out en el Nahu Beach. Con la diferencia de coste incluso nos podríamos permitir el lujo de darnos un pequeño homenaje en El Chato. En fin, que las playas gaditanas no tienen nada que envidiar a las caribeñas. Realmente, todo nuestro país es un lugar de ensueño para hacer turismo o, al menos, eso es lo que piensan en el resto del planeta. Según la Organización Mundial del Turismo, España ocupa el cuarto puesto en el ránking mundial de países que reciben más turistas extranjeros, siendo solo superada por Francia, Estados Unidos y China. Y, año tras año, el interés turístico por nuestro país sigue incrementándose. Según los datos del informe Frontur del Instituto de Estudios Turísticos, durante el pasado mes de junio, han visitado España algo más de 6 millones de turistas internacionales, casi un 5% más que en el mismo mes del pasado año y los datos acumulados del primer semestre del 2012 muestran la llegada de más de 25 millones de visitantes con un crecimiento de casi el 3% con respecto al 2011. Algo tendrá el agua cuando la bendicen; y la nuestra tiene de todo. Tenemos un clima envidiable y disponemos de kilómetros y kilómetros de playa para todos los gustos. Bulliciosas y con marcha, deportivas, familiares, solitarias, pero todas ellas con unas condiciones inmejorables o en unos entornos de película, aunque, le pese a quien le pese, las mejores, sin lugar a dudas, las gaditanas. Tenemos una oferta de turismo interior realmente inigualable y de un gran atractivo. La lista de parajes naturales de enorme belleza, distribuidos por todos los puntos cardinales de la piel de toro, es realmente impresionante. Tenemos una riqueza gastronómica que hace las delicias de todos los que nos visitan. Tenemos fiestas populares de gran interés a lo largo y ancho de toda nuestra geografía. Y no digamos nada de nuestros tesoros artísticos y culturales. Con más de 14.000 monumentos, España es el segundo país del mundo con más bienes patrimonio de la humanidad de la UNESCO. Y tenemos lugares con un inmenso encanto. Sin ir más lejos, nuestra provincia y nuestros pueblos y ciudades, en la costa, en la campiña o en la sierra, son una fuente inagotable de agradables sorpresas por descubrir. Naturalmente existen sitios hermosísimos fuera de nuestras fronteras pero no estaría nada mal, con o sin crisis, redescubrir todas las maravillas que se encuentran tan cerca y que, quizás por eso de la cercanía, nos pasan desapercibidas tan a menudo.