Un nuevo malabarismo
Urge buscar alternativas al anuncio de cierre de la pesquería del boquerón en el caladero del Golfo de Cádiz
Actualizado:El eterno problema del equilibrio entre la conservación de puestos de trabajo y conservación de las especies marinas vuelve a estar encima de la mesa. Si en los últimos años los principales afectados han sido los almadraberos, ahora le toca el turno a la pesca del boquerón, de la que dependen cientos de familias de la provincia de Cádiz.
El Gobierno ha hecho pública ya la prohibición de faenar en aguas del Golfo para preservar la viabilidad de la especie, lo que pone en serios aprietos a los pescadores, que ya se temen lo peor. Como ayer mismo afirmaba Inés Foncubierta, secretaria de la Cofradía de Pescadores de Barbate, la situación es «crítica». Y es que al hecho de no existir acuerdo con Marruecos se une este anuncio de cierre del caladero gaditano del pasado miércoles, lo que coloca a los pescadores barbateños y de Sanlúcar al borde del precipicio.
Obviamente no se puede correr el riesgo de que se extinga la especie, pero urge alcanzar una solución que no deje desamparadas a esas cientos de familias que, aunque pudieran faenar, ya tienen la soga al cuello.
Ayer, el parlamentario andaluz y próximo presidente del PP provincial, Antonio Sanz, anunció que solicitará una prórroga a la Unión Europea para que los pesqueros gaditanos puedan salir a faenar al menos durante un mes y medio más, ya que entiende que no existe tanta urgencia para poner en marcha esta medida.
Sanz culpó a la Junta de Andalucía de la situación, al considerar que el plan de gestión que presentó hace unos años para este caladero «era una mentira para el sector», y no contemplaba los estudios biológicos adecuados para analizar sus problemas.
Sea como fuere, lo prioritario ahora es alcanzar ese equilibrio que garantice la continuidad de la especie y, al mismo tiempo, no deje en la estacada a un sector que se siente «indignado» y que teme que esto sea ya su «ruina total».