Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
FÚTBOL | LIGA

Año I después de Guardiola

El Barcelona de Tito se enfrenta al reto de mantener su aclamado estilo liderado por Messi

P.RÍOS
BARCELONAActualizado:

Parece el mismo Barça de los últimos cuatro años, pero no lo es... Solo ha llegado Jordi Alba y el único que se ha ido ha sido Seydou Keita, que vivió íntegro ese triunfal periodo. Pero no es lo mismo. Se incorporan más jóvenes con talento del filial, como el lateral Montoya, el centrocampista Jonathan dos Santos y los centrales Bartra y Muniesa, ya lesionado de gravedad en la pretemporada, desgraciadamente. Pero eso es habitual en un club que apuesta por su cantera... Y el famoso relevo técnico no lo es tanto, pues ha cogido las riendas Tito Vilanova, que solo se moverá unos centímetros en los banquillos donde ya se sentaba como segundo entrenador. Lo sabe todo del equipo, de los sistemas tácticos utilizados, de la estrategia en la que fue parte fundamental, de las virtudes y los defectos de sus jugadores... Y aun así es un nuevo Barça.

La vida sigue y en apariencia no ha cambiado casi nada. Y sin embargo, todo es una incógnita. Ciertamente, fue un golpe de efecto lo que consiguió la directiva del Barça el día que frenó el impacto de la marcha de Pep Guardiola, guía técnico y espiritual de los 14 títulos logrados en cuatro años, con el anuncio del ascenso de su segundo, Tito Vilanova. Fue una apuesta por la continuidad de un modelo y de una filosofía, una decisión bendecida por los jugadores y hasta por el complicado entorno azulgrana, con personas influyentes que ya tenían los cuchillos preparados para lanzárselos a Sandro Rosell, de quien se criticó su falta de armonía con el ya exentrenador y se sospechó que acabaría contratando un técnico antagónico teniendo en cuenta que en 2003, como director deportivo, prefería a Scolari antes que a Rijkaard.

Todo eso funcionó fuera del terreno de juego. Sin embargo, ahora toca lo más difícil: mantener esa excelencia en el campo… Y en el marcador. Con un rival crecido que va a más como el Madrid, campeón de la última Liga, y habiendo vivido algunas polémicas recientes, nunca confirmadas, pero siempre publicitadas (Piqué vs. Guardiola, Alves vs. club…), habitual preludio de los finales de ciclo, todo en el club azulgrana va a ser examinado con lupa.

Iniesta, cada día con más galones en el vestuario y más personalidad, ha reclamado la presión para los jugadores y no para el técnico novato. Es una forma de liberar a Tito de esa atención mediática, pero también es una realidad. Si la plantilla mantiene el bloque de los éxitos, todavía joven, y el club ha querido tocar lo menos posible la estructura técnica, ¿por qué no pensar que todo va a salir bien? El centrocampista sabe que en el Barça no hay paciencia y que los resultados tienen que acompañar al buen juego desde el primer día.

Lo que sí que no cambia es la ambición deportiva de un futbolista con capacidad para liderar cualquier proyecto con independencia de quién sea el entrenador o el presidente. Se trata de Leo Messi, autor de 82 goles en el curso pasado (73 con el Barça y nueve con Argentina), una cifra estratosférica de un jugador que sigue disfrutando y cuya conexión con Xavi, Iniesta, Busquets, Piqué, Cesc, Pedro, Valdés y Puyol, la columna vertebral de la selección española, garantiza diversión. Motivado por ese pulso mundial que mantiene Cristiano Ronaldo, es capaz de todo y el mejor aval de que hay Barça para rato.

Vuelve Villa

El ‘10’, eso sí, necesita que sus compañeros de ataque le ayuden. Pedro, superadas sus lesiones, tiene que volver a ser importante. El chileno Alexis, tras el clásico primer año de adaptación, está obligado a dar un paso al frente. Y, por encima de todos, Messi y el Barça necesitan la reaparición de Villa, cuya baja desde diciembre de 2011 por una fractura de tibia afectó más de la cuenta al equipo la pasada temporada. De La Masia salen virtuosos con el balón (Thiago), extremos vertiginosos (Tello, Cuenca, Deulofeu…), pero nadie como el asturiano para saltarse el libro de estilo de la escuela azulgrana y poner la directa hacia el gol, dando profundidad a l fútbol posicional del Barça.

Con solo Jordi Alba como refuerzo, a la espera de dar con ese mediocentro que pueda dar aire a Busquets, será vital para el nuevo Barça esa recuperación de Villa, así como la de Puyol y también la de Abidal, que ha dado la mejor noticia del verano al manifestar que se está preparando para volver a jugar en diciembre, con la prudencia que aconseja ese trasplante de hígado al que se sometió. Su presencia en la Ciutat Esportiva es el estímulo que necesitan sus compañeros para no rebajar el listón de autoexigencia que tan alto puso Pep Guardiola y que está seguro de mantener Tito Vilanova.