Juzgan al expresidente argentino De la Rúa por sobornos a senadores
El antiguo mandatario se enfrenta a una condena a diez años de cárcel por comprar apoyos políticos para una reforma laboral
BUENOS AIRES.Actualizado:El histórico juicio oral por soborno que tiene como principal acusado al expresidente argentino Fernando De la Rúa (1999-2001), a dos de sus máximos funcionarios y a cuatro exsenadores comenzó ayer en Buenos Aires. El proceso, que durará seis meses, puede derivar en la condena a 10 años de prisión del exmandatario por «cohecho activo agravado» y «malversación de fondos públicos».
Los hechos se remontan a 2000, cuando el Gobierno de De la Rúa, presionado por el FMI, impulsaba una reforma laboral. Un texto anónimo que circuló por el Senado aseguraba que algunos de sus miembros percibieron sobornos para respaldar la iniciativa.
El dirigente sindical Hugo Moyano reveló entonces que el ministro de Trabajo de De la Rúa, Alberto Flamarique, le confesó indirectamente que el Gobierno centroizquierdista de la Alianza iba a sobornar a la oposición. Flamarique es otro de los acusados en este juicio.
A raíz de aquel escándalo dimitió el vicepresidente Carlos Álvarez, socio político de De la Rúa en la Alianza. Y el Gobierno entró en un proceso de acelerado desgaste hasta la renuncia de De la Rúa, a finales de 2001, en medio de un caos político, económico y social. Sin vicepresidente que pudiera tomar el relevo, el Congreso eligió a un presidente transitorio.
En 2003 surgieron nuevas revelaciones y pruebas para el juicio. El ex secretario parlamentario Mario Pontaquarto declaró que él mismo había asistido a una reunión en la que De la Rúa reconocía que para los sobornos había que hablar con su secretario de Inteligencia, Fernando de Santibáñez, que también se sienta ahora en el banquillo.Pontaquarto, igualmente acusado, detalló que él mismo fue a la oficina de Inteligencia y retiró 5 millones de dólares (equivalentes a cuatro millones de euros al cambio actual) que le entregó De Santibáñez, de los que llevó la mayor parte a casa del entonces senador Emilio Cantarero para repartirlo entre varias personas. Cantarero, enfermo de alzhéimer, no está acusado. Pero sí otros cuatro exsenadores. Un quinto miembro de la Cámara se suicidó en 2008.