Turismo

El centro no ve la Tarjeta Chiclana

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Hace cinco meses, la delegación de Turismo puso en marcha una iniciativa para incentivar la llegada al centro de la ciudad de los extranjeros que se alojan en los hoteles del Novo Sancti Petri. Se trata de la Tarjeta Chiclana, un pasaporte con el que quienes la adquieren pueden hacer un viaje de ida y vuelta al casco histórico en autobús y, una vez allí, los 70 establecimientos adheridos ofrecen un descuento de un 10% a los poseedores para sus compras. También la tarjeta dispone de descuentos en la entrada a museos, bodegas y en el Teatro Moderno.

La fórmula, ya utilizada en otras ciudades españolas y europeas, registra una gran aceptación en Chiclana. Prueba de ello es que desde marzo ya se han vendido más de 3.300 en las recepciones de una docena de hoteles de la costa.

Las tarjetas se venden pero, por otro lado, entre los establecimientos que se han adherido a esa iniciativa y que lucen en sus escaparates el correspondiente distintivo, la Tarjeta Chiclana está pasando desapercibida. Hay extranjeros en el centro, visitan bodegas, consumen en bares y cafeterías y compran en las tiendas. Todo ello sin hacer uso de una herramienta creada para fomentar este mismo aspecto.

Muchos propietarios de negocios como librerías, cafeterías, tiendas de deportes o de moda, no recuerdan haber atendido a ningún cliente con el descuento de la Tarjeta Chiclana. «El único que ha entrado aquí con la tarjeta pretendía que yo le diese algo solo por tenerla», explica la propietaria de La Reja Complementos.

Y es que el desconocimiento de las ventajas del documento es algo a lo que achacan los empresarios la diferencia entre el número de ventas de la tarjeta y el poco uso que hacen de ella. Es el caso de la propietaria de Tropos, quien declara que mantiene las ventas con clientes extranjeros, «pero ninguno trae la tarjeta. A lo mejor creen que ya llevan hecho el descuento, es muy raro».

De forma general, pocos son los que han hecho uso de la Tarjeta Chiclana en el centro, tanto es así que algunos empleados de negocios del centro no conocen la oferta, aunque el establecimiento en el que trabajan esté adherido.

Por el buen camino

Frente a esta disparidad entre ventas y uso de la iniciativa turística, el responsable del área municipal, Stefan Schauer, apuntó que se trata de «un plan que va por fases». Por eso, añadió que el primer objetivo de la Tarjeta Chiclana es traer turistas al centro «y eso se está cumpliendo porque, de hecho, se ven».

Aún así, el hecho de que no consuman en los negocios locales, Schauer lo relaciona con dos aspectos distintos, «a lo mejor el perfil de las tiendas es el mismo que el que tienen en sus ciudades, aunque también depende de las explicaciones que se den desde las recepciones de los hoteles, donde se vende».

Así, el edil reiteró que con la venta de la Tarjeta Chiclana, a la que esperan llegar a las 7.000 al final de temporada, «se cumple con el objetivo de traer turistas al centro, que se suman a los que vienen por iniciativa propia».

En cuanto a la experiencia piloto de estos cinco meses, Schauer señaló que a final de año se «analizarán los resultados con los empresarios para afinar y corregir la estrategia de cara a 2013».