bueno por conocer

Señor Dívar

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Con la venia excmo. señor expresidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial:

Si tenía alguna duda, su excelencia me la acaba de disipar. Una cosa es la justicia y otra muy diferente la legalidad vigente. Más que llamarse así el Consejo General del Poder Judicial, que usted ha presidido, bien podría ser el Consejo General del Poder de la Legalidad.

La Justicia tiene connotaciones éticas, morales y es de una dimensión que debiera trascender más allá de lo temporal y de lo circunstancial. La leyes se modifican, se cambian, se transforman, incluso se aplican según intereses personales, partidistas y a veces espurios.

Sr. Dívar, ha de reconocer que las normas legales van siempre a rebufo de las circunstancias y de los tiempos. Lo que hoy no es delito, por no estar recogido en el Código Penal, mañana podrá ser condenable.

En cambio la Justicia es única, universal y se mide siempre con el mismo rasero, sólo basta con ser persona de bien a la hora de aplicarla, y considerar al hombre y su esfera social como el centro de nuestra existencia.

Sr. Dívar, como usted habrá podido comprobar a lo largo de su prolijo ejercicio profesional, ha tenido que cambiar muchas veces de criterios al albur de las modificaciones de las leyes. En cambio su concepto de Justicia no debe haber cambiado, ¿o si?.

Sr. Dívar, en estos momentos críticos asistimos a situaciones legales que no son de justicia aunque las leyes las santifiquen.

Sr. Dívar a los ciudadanos de a pie se les aplica las normas a raja tabla, en muchos casos esquilmando derechos fundamentales.

Sr. Dívar, si tan dado es a aplicar las leyes, acuérdese de lo millones de empleados públicos de este país, y de los trabajadores de empresas privadas que en pro del bien común se les han doblegados sus derechos reconocidos por normativas legales de obligado cumplimiento y por convenios laborales que han sido vulnerados.

Sr. Dívar son legales las prebendas, están consentidas las dádivas, pero deberá reconocer que son injustas.

A lo largo de la vida tenemos que tomar muchas decisiones y nos decantamos por opciones a las que debemos mantenernos fieles. Elegimos opción política, religión o ser agnóstico o ateo, nos confraternizamos con un equipo de fútbol, optamos por amigos, incluso seleccionamos a nuestra pareja, da igual el sexo. Pero a veces la situación nos deja sin elección, qué es lo que nos ha ocurrido a los empleados públicos de este país que han visto como se vulneran no sólo sus derechos conseguidos a lo largo de muchos años de reivindicaciones, sino que se cuestiona incluso su existencia.

Sr. Dívar, usted que pude elegir, por Justicia, y no por Legalidad, renuncie a los más de 200.000 euros que por ley le corresponde. Los españoles se lo agradecerán. Esperando que comprenda esta misiva, reciba un cordial saludo.