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Menos coches oficiales

El nuevo delegado de la Junta en Cádiz raciona el uso de los vehículos, pero tiene que aclarar aún cómo pagará la deuda con el Ayuntamiento de Cádiz

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El nuevo delegado del Gobierno de la Junta en Cádiz, Fernando López Gil, se hizo eco ayer de un recorte que llama la atención entre los vecinos debido a su alto grado de populismo. López Gil limitará el uso de los coches oficiales a los delegados provinciales, es decir, no los podrán utilizar a su antojo para actos y visitas oficiales. Su utilización estará marcada desde ahora por la prioridad y la importancia. La patente de esta iniciativa, precisamente, no es de López Gil, sino de un decreto del Gobierno regional que entrará en vigor a partir del próximo 1 de noviembre. Ante esta situación, hay dos nuevos delegados provinciales que tendrán que cambiar de residencia o poner su propio vehículo para desplazarse desde su domicilio a Cádiz. Es el caso del nuevo delegado de Fomento y exalcalde de Trebujena, Manuel Cárdenas, así como del delegado de Salud y exalcalde de Algodonales, Ángel Acuña. Ambos viven fuera de la Bahía. El primero en la Costa Noroeste, a 51 kilómetros de la capital, y el segundo, en la Sierra, a 108 kilómetros de distancia. Esta medida acaba con los privilegios que han tenido algunos altos cargos en la pasada legislatura. El nuevo delegado de la Junta insiste en que la política que marcará su gestión será de absoluta austeridad, al tiempo que insistió en que las nuevas jefaturas de servicio que se crearán para complementar el trabajo de los delegados se cubrirán con el personal que ya existe y no con nuevos fichajes. Las promesas y la intención del nuevo delegado parecen buenas, otra cosa es que las cumpla. La Junta en Cádiz tiene una abultada deuda con el Ayuntamiento de la capital por impagos de IBI, vados y obras de mantenimiento en colegios. El propio concejal de Hacienda, José Blas Fernández, ha señalado en más de una ocasión que la suma supera los cuatro millones de euros. El consistorio no cesa en su empeño por cobrar este papel pendiente. Este es otro de los marrones que se ha encontrado López Gil en la mesa.