Dos sijs reciben instrucciones de una agente policial. :: EFE
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Un frustrado militar, autor de la matanza en Wisconsin

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Otro pistolero solitario, esta vez un supremacista blanco con un turbio pasado en el Ejército, es el supuesto autor de la masacre del domingo en un templo sij en un suburbio de Wisconsin, que dejó siete muertos y tres personas en estado crítico. La cifra de víctimas no fue mayor gracias a la rápida acción de la Policía y la valentía demostrada por el presidente de la congregación, abatido por la espalda cuando trataba de proteger a feligreses que huían despavoridos.

Como en el cine de Colorado, hace un par de semanas, el asesino fue cercado por los agentes en el aparcamiento del edificio solo que esta vez no hubo rendición y el hombre cayó muerto tras una breve refriega.

Los datos hechos público ayer sobre Wade Michael Page, de 41 años, dibujan a un personaje conflictivo, metido de lleno en el violento mundo de los neonazis y líder de una banda de punk que usaba como altavoz de mensajes de odio contra negros, judíos y otras minorías. Su decisión de encararse con miembros de la comunidad sij de la localidad de Oak Tree no parece a un plan meditado porque el hombre hacía pocas semanas que se había mudado allí después de deambular por diferentes Estados de EE UU en los últimos años. Aunque los indicios apuntan a que se trata un crimen por odio, las autoridades mantienen la etiqueta de «terrorismo doméstico» mientras profundiza en la investigación sobre las causas de la matanza.

Una organización antirracista, la Southern Poverty Law Center, que ha seguido los pasos de Page durante más de diez años, ha aportado jugosa información sobre las actividades del sospechoso, a quien no duda en calificar de «frustrado neonazi al frente de una banda racista». Como guitarrista y cantante, «este hombre ha ocupado un puesto destacado en la escena de la música supremacista desde 2005, tocando con algunas de los grupos más conocidos de este mundillo», asegura Mark Potok, responsable de la organización. Esta música no se puede vender en las tiendas pero circula libremente por Internet y no son raros los conciertos donde sus creadores dan rienda suelta a peligrosas proclamas.