Egipto se lanza al control del Sinaí
El presidente Mursi despliega el Ejército en la península después de que yihadistas mataran a 16 soldados y entraran en Israel con un tanque
EL CAIRO.Actualizado:Mohamed Mursi se ha topado con su primer gran reto diplomático y de seguridad en la cada vez más descontrolada península del Sinaí. El presidente egipcio prometió ayer retomar el dominio de un territorio hoy por hoy sin ley, y aseguró que se castigará a los culpables del ataque que causó la muerte de 16 soldados y policías en la noche del pasado domingo. El Ejército lanzó ayer una ofensiva para capturar a los supuestos yihadistas que consiguieron escapar, autores del peor atentado de los últimos años en un terreno tan sensible como difícil de controlar.
Al parecer, los atacantes entraron al Sinaí por túneles desde Gaza, y allí se unieron a otro grupo de milicianos para perpetrar el asalto al campamento militar egipcio. Desde la franja se lanzaron además cohetes para ayudar a los terroristas, que utilizaron armas automáticas, y que atacaron a la hora de la ruptura del ayuno de ramadán, cogiendo a los soldados por sorpresa. Los atacantes consiguieron hacerse con el control de al menos un vehículo blindado, con el que se adentraron en territorio israelí para supuestamente perpetrar un nuevo ataque. Allí fueron, sin embargo, reducidos por la aviación y el ejército israelí, que mató a 8 de los milicianos, muy posiblemente yihadistas, como los ha descrito la televisión estatal egipcia.
Mursi, que empieza a sentir la presión de Israel y de Estados Unidos para que ponga orden en el territorio, se desplazó ayer al lugar del atentado con el ministro de Defensa y jefe de la junta militar, Mohamed Hussein Tantaui, y con el titular de Interior. El Ejército desplegó ayer varios helicópteros de combate en territorio y el paso fronterizo de Rafah ha sido sellado de manera indefinida, mientras que el presidente ha declarado tres días de luto oficial.
Israel cuestiona la capacidad del nuevo gobierno para controlar el Sinaí y, por ende, su propia frontera, que sufre un vacío de seguridad desde que la revolución tumbó a Hosni Mubarak hace ahora un año y medio. El antiguo régimen siempre colaboró estrechamente con el gobierno israelí en materia de seguridad de la península, pero aún está por ver cómo serán las relaciones con el nuevo presidente islamista egipcio, cuya matriz, los Hermanos Musulmanes, nunca ha escondido su rechazo a Israel y su apoyo a Hamás, que controla Gaza. «Esperemos que esto (el atentado) suponga una llamada de atención para que los egipcios tomen control de la situación en el otro lado con mayor firmeza», declaró ayer el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak.
Tensión diplomática
Según los acuerdos de Camp David, Egipto solo puede desplegar unos pocos cientos de soldados en la península del Sinaí, de casi 60.000 kilómetros cuadrados, lo que complica su labor. Pero los retos para Mursi no acaban ahí, y el incidente de seguridad podría acabar convirtiéndose en uno diplomático. Ayer, los Hermanos Musulmanes aseguraron en su página web que el atentado «podría atribuirse al Mosad (servicios secretos israelíes)», que estaría intentando minar la confianza en la presidencia del islamista y volvieron a pedir que se revisaran las cláusulas de los acuerdos de paz para que Egipto pueda enviar más soldados al Sinaí.
En el último año la situación de seguridad se ha descontrolado en la península, donde grupos de milicianos han saboteado en numerosas ocasiones los gaseoductos que recorren el territorio y varios turistas extranjeros han sido secuestrados en incidentes separados, aunque todos ellos fueron puestos en libertad a las pocas horas y sin mayores problemas. En agosto del año pasado un grupo de milicianos procedentes de Gaza cruzaron el Sinaí y se infiltraron en Israel, donde mataron a nueve personas, y el pasado 19 de julio otros dos soldados egipcios murieron cuando fueron atacados por terroristas en un puesto de control policial.