Cruceristas
Actualizado: GuardarHay un tipo de turismo al que posiblemente hubiese que mimar más de lo que se está haciendo en esta provincia. Cierto que en los últimos años se ha comenzado a mirar al crucerista como lo que es: un mercado en auge, capaz de dinamizar y desestacionalizar un destino, que no es poco en los tiempos que corren. Pero, sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer y mucho trabajo por hacer para situar a Cádiz en el lugar que potencialmente le corresponde en este sentido. Basta con ver lo que hacen en otros puertos de escala de cruceros.
Existen diferentes tipos de cruceristas, cierto. Los hay que prácticamente no bajan del barco porque prefieren aprovechar las comodidades que allí ofrecen. Las grandes navieras lo tienen todo pensado para que sea imposible aburrirse a bordo: comida, bebida, ocio, actividades de lo más variado, incluso para niños… Pero, aun así, la mayoría optan por bajar a hacer turismo en cada puerto de escala. Y lo suelen hacer con los bolsillos llenos. Se estima que cada crucerista gasta una media de entre 60 y 70 euros en las horas que permanece en cada destino, básicamente en compras, comer y beber. En la cifra no se incluye el coste de las excursiones. Y conviene tener presente que cada uno de esos barcos puede traer más de 4.000 personas de golpe, con todo lo que ello implica para los distintos puertos de escala.
Se trata, sin duda, de una circunstancia que hay que aprovechar al máximo. Para ello hay que ofrecerle todas las facilidades al crucerista. Y eso pasa por darle a elegir diferentes opciones que visitar, no solo en Cádiz ciudad. La provincia tiene muchas alternativas que poco o nada tienen que envidiar a otros destinos que explotan las suyas bastante mejor. Pocos pueden ofrecer la variedad y la calidad que hay aquí: cultura, comercio, playas, bodegas, caballos, gastronomía, naturaleza… Y todo, como quien dice, a un paso del puerto de la capital gaditana. Además de Cádiz, ahí tenemos, por ejemplo, además de Jerez, El Puerto, Rota, Sanlúcar, Conil, Chiclana, Los Caños, Zahara, y Tarifa, que también podrían aprovechar esa llegada de cruceristas. ¿O es que hay muchos destinos en Europa que puedan presumir de tener todo eso? Otros con bastante menos disponen de un sinfín de excursiones organizadas, otra línea de negocio quizá demasiado desaprovechada aquí. Todo eso debe ir acompañado, lógicamente, de un servicio de calidad y capaz de amoldarse a los horarios y necesidades de los que llegan. No puede ser que se encuentren tiendas, bares y restaurantes cerrados o que no sepan adónde dirigirse cuando se bajan del barco y que se vean obligados a callejear sin rumbo.
Las autoridades deberían también redoblar sus esfuerzos por atraer más cruceros. Se trata de otra asignatura pendiente, una vez que se ha comenzado a trabajar en un segmento turístico que se ha demostrado que es muy, muy rentable. Igual que se negocia con aerolíneas para atraer vuelos, ¿por qué no hacer los propios con grandes navieras? Si hasta los amigos de lo ajeno se han dado cuenta en Barcelona de lo provechoso del negocio especializándose en los robos a cruceristas, no caigamos aquí en el error de no ver la magnífica oportunidad que tenemos delante de nuestras narices.