Siria: Otra vuelta de tuerca
La deserción del primer ministro da una nota de gravedad al conflicto en curso y coincide con una evolución muy inquietante de la crisis en el país
Actualizado: GuardarLa deserción del primer ministro sirio ha dado una nota de gravedad al conflicto en curso, traduce una evolución muy sugestiva en el complejo andamiaje del régimen y coincide con una evolución muy inquietante de la crisis.
La fuga en sí misma no sería gran cosa si el comentarista se atiene al hecho ampliamente aceptado de que en el sistema sirio, una mezcla de fidelidades clánicas, temor institucional y corrupción administrativa, el primer ministro no es un puesto clave ni su titular pertenece al célebre círculo íntimo del presidente Assad.
Sin embargo es más discutible la afirmación de que tiene poca importancia porque el interesado, Ryad Farid Hijab no es alauí, una variante chií que es la comunidad confesional del presidente. Precisamente porque es sunní el desertor ha debido llevar a cabo una auténtica proeza para conseguir no solo salir del país con su familia cercana, sino hacerse preceder por 30 o 40 personas más de su círculo más amplio, unas diez familias al completo según algunos informes.
"Con la revolución"
Hay, además, un hecho que hace muy relevante la defección: la declaración, leída por un portavoz suyo, de que el ex primer ministro “se pone a las órdenes, como un soldado más, de esta bendita revolución” En realidad no ha sido posible aclarar del todo, y no es baladí, si en árabe dijo “bendita” (“blessed”, como se ha oído en la radio) o “sagrada” (“holly”, como se ha traducido también). Si un sunní piadoso describe la revuelta como una “sagrada revolución” la descripción es un indicio y da que pensar.
Nótese que el otro gran desertor hasta ahora -el joven general Fares Tlass, hijo del general Mustafá Tlass, ministro de Defensa de Assad padre por casi treinta años y miembro, él sí, del círculo íntimo -declaró en seguida su convicción de que el diálogo político en procura de un régimen democrático pactado por acuerdo era su objetivo. Y así lo ha explicado por donde ha ido, empezando por Turquía, cuyo ministro de Exteriores, el influyente Ahmet Davutoglu, le recibió en audiencia.
Así pues, en el asunto sirio hay que calibrar hasta la calidad de los opositores, los fugados y sus opiniones como un medio de intuir el grado de cohesión o, como parece más probable, de desunión que vive con la revolución, donde los factores radical-islamistas son cada día más visibles. Los factores insurgentes, por lo demás, son más o menos dependientes, según quienes sean, de los dos países árabes abiertamente comprometidos en su combate, Arabia Saudí (sunní, pero wahabí, rigorista y base institucional del país) y Qatar (sunní pero más pro-occidental y materialista, la sede de al-Yazeera y de la gran base aérea norteamericana de al-Obeid.
Rápida evolución
Acercándose rápidamente a un desbordamiento de su ámbito territorial propio, el territorio sirio, la crisis parece acelerarse en varios órdenes a un tiempo. Y eso se traduce en un protagonismo intenso y sobrevenido de Turquía, que aloja la retaguardia del “Ejército Sirio Libre” y le provee de asistencia técnica y de inteligencia y tal vez de Irán. Al hilo de la captura de casi medio centenar de iraníes en Siria (agentes oficiales o peregrinos shiíes, según quien lo cuente) el gobierno de Teherán se ha puesto en marcha.
Así, mientras el jefe de Estado Mayor iraní, general Hassan Firuzabadi, dice que Turquía será el siguiente estado en conocer la violencia “si sigue haciendo el trabajo por cuenta de Washington”, llega a Ankara el ministro iraní de Exteriores, Alí Ajbar al-Salehi y, todavía más digno de atención, está en Damasco Said al-Jalili, conocido en Occidente como jefe del programa nuclear iraní… pero también, o sobre todo, porque le da el poder delegado del “Guía” Alí Jamenei, jefe del Consejo de Seguridad Nacional.
Estos dos pesos pesados del régimen iraní han entrado en acción y lo han hecho tras tomar contacto en Beirut – aunque no hay información oficial al respecto – con el Hezbollah, el poderoso partido- milicia-shií, aliado objetivo de Siria y cuya conducta está siendo discreta al máximo. ¿Están considerando los enviados iraníes la posibilidad de revisar su posición sobre la crisis desde el criterio de que, a fin de cuentas, la caída de Assad es muy probable?
No sería imposible, aunque a día de hoy su retórica oficial sea la de denunciar la gestión turca bajo batuta americana… que, según ellos, se oficializará con la llegada el sábado a Ankara de Hillary Clinton.