Aquellos maravillosos cacharros
Se cumplen 30 años de la salida del ZX Spectrum y el Commodore 64Lanzados en 1982, ambos ordenadores revolucionaron el mundo de la informática en el hogar
Actualizado: GuardarAntes de que el PC se hiciera con un hueco en los dormitorios de medio mundo, hubo un paso decisivo. Lo protagonizaron los microordenadores de 8 bits, unas piezas de hardware que integraban en la misma carcasa el teclado y el 'cerebro'. Este año se cumplen tres décadas del lanzamiento de aquellos maravillosos cacharros.
El ZX Spectrum fue el primero de ellos. Llegó a las tiendas de Reino Unido en abril de 1982 y se extendió al resto de países en los meses siguientes. Sir Clive Sinclair tenía una idea en la cabeza: fabricar un ordenador asequible a todos los bolsillos. Lo logró. Al grito de «¡papá, necesitamos un ordenador para estudiar!», miles de niños y adolescentes encontraron la excusa perfecta. Pese a su limitada paleta de colores y su escasa potencia -los juegos se ejecutaban casi siempre sobre un fondo negro-, títulos como 'The Great Escape' o 'Army Moves' encandilaron al personal. Y es que en realidad el uso de estas computadoras como 'arma' educativa o de negocios era algo muy residual.
Lo explica Jaume Esteve Gutiérrez, autor de 'Ocho quilates': «Estos ordenadores fueron el primer escalón de entrada al videojuego para la generación de finales de los setenta y principios de los ochenta. No eran baratos -ZX Spectrum, el más asequible de todos, costaba entonces unas 24.000 pesetas (unos 144 euros)- pero las familias de clase media se lo podían permitir». Y tenían una parte didáctica. «Eran máquinas que te permitían escribir tus propios juegos», señala. Miles de jóvenes comenzaron así a interesarse por la informática y la industria del videojuego empezó a dar sus primeros pasos. «Ni estudios de mercado, ni licencias, ni complicados desarrollos», resume. Solo la pasión de unos chavales, litros de cola y listados infinitos de código.
La llegada del Commodore 64, unos meses más tarde, no hizo más que acrecentar el interés por el medio. En potencia, la máquina lanzada por la compañía de Jack Tramiel representaba un salto enorme. Disponía de más colores, manejaba con soltura gráficos y un chip dedicado al sonido delicioso. Títulos como 'The Last Ninja', 'Fist 2', o 'The Sentinel' y conversiones de máquinas recreativas como 'Commando' o 'Green Beret' se convirtieron instantáneamente en clásicos. Se calcula que pusieron en circulación entre 17 y 25 millones de unidades en todo el mundo. En España, sin embargo, poco pudo hacer contra la hegemonía de Spectrum y otra compañía que pronto daría de que hablar, Amstrad.
El Amstrad CPC 464 salió al mercado en 1984. Venía con dos tipos de monitores, uno de fósforo verde (37.000 pesetas, 222 euros) y otro a color (57.000 pesetas, 342 euros) y un lector de casetes integrado en el teclado. Con un colorido excepcional, juegos como 'La abadía del crimen' y las versiones de 'Head Over Hells', 'Renegade' y 'Prince of Persia' demostraron que era un hardware revolucionario. En nuestro país, su éxito fue parejo al del ZX Spectrum. En Francia fue claro vencedor.
Quizá el más raro de todos los ordenadores fue el MSX, que había llegado un año antes a las tiendas. Se fabricaron hasta 265 modelos, pero la cosa tiene truco. MSX es más un estándar que creó la compañía japonesa ASCII junto a Microsoft. La idea era elaborar unas especificaciones técnicas mínimas a partir de las cuales las empresas fabricaban su propio ordenador. A la iniciativa se sumaron compañías tan destacables como Toshiba, Sony, Philips y Panasonic. Cada una añadía sus modificaciones al esquema. A saber, disqueteras, más memoria RAM... Por 26.000 pesetas (156 euros) en su configuración más básica, el aficionado se hacía con una máquina bastante más potente que las anteriores. Especialmente exitosos fueron los juegos de desarrolladoras japonesas -las sagas 'Dragon Quest', 'Contra' y 'Metal Gear' comenzaron en esta plataforma-.
Pero lo más fascinante de todo es que lejos de morir, el cariño por estas máquinas sigue vivo, ya sea a través de emuladores, tiendas de segunda mano y desarrolladores que aún siguen programando para estas arquitecturas. Prueba de que lo retro tiene tirón es que la casa que se quedó con el nombre de Commodore acaba de lanzar varias configuraciones de PC embutidas en carcasas con la estética del viejo Commodore 64. «La nostalgia vende mucho», reconoce Esteve, «pero es importante señalar que quizá este éxito de lo retro tenga que ver con que eran títulos más inmediatos y directos». Que los juegos tardaran en cargarse más de cinco o diez minutos solo es una divertida paradoja.