La crisis acerca la independencia a Quebec
Los soberanistas son favoritos para las elecciones, aunque no quieran desvelar si convocarán otro referéndum
Actualizado:Los independentistas de Quebec se pueden beneficiar de la crisis. La maltrecha situación económica global y las sonadas protestas estudiantiles en la única provincia francófona de Canadá pueden provocar que el Partido Quebequés (PQ) vuelva al poder el próximo 4 de septiembre. Las dos veces en las que esta fuerza política (soberanista y de corte socialdemócrata) estuvo en el Gobierno convocó un referéndum para conocer la opinión del pueblo sobre la autodeterminación, y esta vez nadie descarta que esta situación se vuelva a repetir.
Las últimas encuestas indican que el PQ de la candidata Pauline Marois conseguirá el 33% de los votos, mientras que el Partido Liberal del primer ministro quebequés Jean Charest -lastrado claramente por la crisis- tendrá que conformarse con el 31% de las papeletas. La llave del poder estará en manos del tercer grupo de la Cámara provincial, los nacionalistas de la Coalición Futuro Quebec (CAQ), a medio camino ideológico entre los dos principales aspirantes.
Pero los independentistas no quieren convocar un tercer referéndum para cosechar otro fracaso más. Tras el último intento, en 1995, el PQ fijó que solo volverá a consultar a los ciudadanos cuando existan «condiciones ganadoras» y de momento éstas no se dan. Y es que, según una encuesta realizada por Léger Marketing para el diario 'Le Devoir', solo el 41% de la población votaría a favor de la autodeterminación. Eso sí, el 63% cree que la Constitución debería reconocer a Quebec como una nacionalidad «distinta».
El programa político de Marois es ambiguo sobre esta posibilidad. La aspirante soberanista ha dejado caer que «Canadá se ha convertido en un problema» para la única región en la que el idioma francés domina sobre el inglés, pero en ningún momento habla de una posible desvinculación de la Administración de Ottawa. Con miedo a que el debate sobre la consulta desmovilice a sus electores y pierda el creciente apoyo de la izquierda, la aspirante no deja de repetir: «Que nadie se confunda. No estamos votando a favor o en contra de un referéndum, ahora elegimos un nuevo Gobierno».
Sin embargo, su correligionario Bernard Drainville ha sido mucho menos cauteloso. «No descartamos nada», aseguró y confirmó que, si finalmente se hacen con el mando del Ejecutivo, se convocarán consultas «sectoriales», sobre temas específicos. «El Ejecutivo nacional ha hecho lo que ha querido con nosotros en los últimos años, pero con el PQ en el poder Quebec será más fuerte».
Descontento económico
El descontento se ha extendido por la provincia. Los estudiantes siguen en pie de guerra después de que el Gobierno de Charest decidiese aumentar -de forma unilateral- entre un 75 y un 82% las tasas universitarias. Ya llevan 175 días de huelga, amenazan con poner en peligro el comienzo del nuevo curso, se han manifestado más de un centenar de veces por las calles de Montreal (la ciudad más poblada de la región) y han conseguido que el índice de popularidad del primer ministro se haya hundido.
Además, la situación de las finanzas no es muy halagüeña. «Estamos como España antes de la llegada de la crisis a Europa», resume Yves-Thomas Dorval, presidente de la patronal de Quebec. De hecho, el periodista Gilbert Leduc cree que las medidas de austeridad tomadas por el Gobierno de Mariano Rajoy y la respuesta que han recibido de la calle son un ejemplo a evitar.
El líder de los empresarios quebequenses explica que la deuda sigue subiendo en la provincia, pese a los continuos esfuerzos para reducir el gasto público y cree que no han sufrido el «caos» durante la recesión porque la economía ha estado «sostenida de forma artificial» por las masivas inversiones públicas. «Vamos directos a chocarnos contra un muro», avisa Dorval y pide al Ejecutivo que salga de los próximos comicios que, «antes de hacer nuevas inversiones», empiece a recortar.
El liberal solo reconoce a Quebec como nación «cultural y social».
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