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Retrato de Sebastián I de Portugal. / Archivo
la otra historia

La leyenda de Alcazarquivir

La prematura muerte de Sebastián I de Portugal en una enigmática cruzada originó el mito de su mesiánico regreso

D. VALERA
MADRIDActualizado:

Cada país tiene sus mitos regios. Arturo y su mesa redonda son un símbolo para los británicos. La heroicidad y el liderazgo del enigmático Pelayo en el inicio de la Reconquista para los españoles. La nostalgia zarista reencarnada en Anastasia para los rusos. La misteriosa muerte del joven monarca portugués Sebastián I en una incomprensible cruzada creó una leyenda sobre su figura que se mantiene todavía en nuestros días y que habla de su anhelado regreso.

El padre de Sebastián, Juan Manuel, era el heredero al trono luso, pero murió unas semanas antes del nacimiento de su hijo en 1554. Tres años después falleció el rey Juan III, por lo que con Sebastián heredó la Corona siendo un niño. Por su puesto, el país quedó bajo diferentes regencias por la minoría de edad del monarca.

Gran parte de la educación del niño corrió a cargo de los jesuitas, lo que influyó en el carácter mesiánico del joven. En ningún momento mostró intención de contraer matrimonio, lo que suponía un gran inconveniente para la viabilidad de una dinastía. Toda su atención se centraba en la religión y las armas, sobre todo, la caza. Cuando en 1568 alcanzó la mayoría de edad, Sebastián se consideraba un guerrero elegido para acabar con la expansión turca por el Mediterráneo, en especial, por el norte de África, donde los intereses portugueses eran mayores.

Esta obsesión le llevó a convocar una cruzada contra sus enemigos mahometanos en Fez. Desoyendo los consejos de su tío, el rey español Felipe II, el monarca luso se puso al frente de casi 20.000 soldados para combatir en tierras marroquíes. El 4 de agosto de 1578 se produjo el enfrentamiento definitivo en la batalla de Alcazarquivir, donde las tropas portuguesas sufrieron una severa derrota que acabó con la vida del propio Sebastián I. ¿O no?

El mito

Y es que tras la batalla nació la leyenda. Nadie encontró el cuerpo del rey, y mucho menos le vieron caer durante la batalla. La desaparición del monarca supuso un gran impacto para Portugal, que no solo había perdido a gran parte de su nobleza, sino que arrastró al país a unos años convulsos de guerras fratricidas que acabaron con su anexión a España.

Sin embargo, una corriente místico-política fomentó la idea de que Sebastián, 'El Deseado', seguía vivo y regresaría en el momento oportuno para salvar a Portugal y devolverle su libertad. El auge del sebastianismo provocó la aparición de varios usurpadores que afirmaban ser el joven monarca. El caso más destacado es el del español Gabriel Espinosa, más conocido como el 'Pastelero de Madrigal'. En 1594 urdió un plan junto a Fray Miguel de los Santos, confesor en la corte de Sebastián y verdadero cerebro de la operación. Pero la conjura llegó a oídos de Felipe II que la desbarató y terminó con sus dos protagonistas en la horca.