Marilyn, un mito eterno
La leyenda se agiganta a los 50 años de la trágica muerte de la actrizPervive el icono erótico forjado en películas como 'Niágara', 'Con faldas y a lo loco', 'La tentación vive arriba' o 'Vidas rebeldes'
MADRID.Actualizado:Como el universo, su leyenda está en permanente expansión. Medio siglo después de su muerte, el mito de Marilyn Monroe no pierde vigor. Su atractivo ingenuo y salvaje aún seduce en todos los confines del globo. Libros, películas, series, documentales, exposiciones, debates y nuevas investigaciones sobre el inagotable 'enigma rubio' se retroalimentan en torno al cinco de agosto. Ese día de 1962 la mujer más deseada del mundo decidió salir de la escena para siempre. Su fantasma aún cautiva al mundo con su mirada ingenua y desvalida, su artificial cabellera platino y sus curvas de vértigo. La mezcla de ternura y sex appeal hizo de la Monroe uno de los iconos eróticos más potentes y perdurables de la fábrica de sueños; una figura mítica del siglo XX con pasaje a la eternidad.
Su trágica y prematura muerte alimentó y eternizó el mito abundando en un enigma inagotable. ¿Con quién quiso hablar antes de ingerir el nembutal? ¿Quién fue su última visita? ¿Quién su verdadero amor? ¿Temía tanto envejecer? ¿Por qué se detestaba? Se han escrito y se escribirán miles de páginas con preguntas y especulaciones en torno al mito y sus sombras que alimentarán más historias, bulos y leyendas.
Norma Jeane Baker (Los Ángeles, 1 de junio de 1926) fue un ser desvalido desde su atroz infancia. De padre desconocido y madre inestable, niña violada y frágil carne de orfanato, necesitó siempre sentirse querida para poder quererse. Ese afán resultó desastroso desde su primer y precipitado matrimonio con James Dougherty. Marcaría también sus relaciones con Joe Di Maggio y Arthur Miller, futuros maridos y espejos del padre protector que nunca tuvo y que buscó con desesperación.
No fue Marilyn la primera bomba sexual de Hollywood, pero acaso la más potente, a años luz de Mae West, Greta Garbo, Marlene Dietrich, Jane Russel o Kim Novak. No era una rubia auténtica, ni tan atolondrada como quería parecer. Su atractivo era incontestable y el artificio funcionó desde su adolescencia. Encandiló primero a los fotógrafos de medio pelo que querían llevarla al catre con promesas de fama y dinero. Luego, desde la portada Playboy, la joven y turgente Norma enloqueció al mundo. Tras algunos titubeos, el cine la adoptó y la bautizó como Marilyn Monroe: el nombre por la actriz de revista Marilyn Miller y el apellido por su abuela.
La farsa de celuloide creó y agigantó el mito sexual de la rubia bobalicona con jerséis ajustados y mallas, vestidos de satén rosa de generoso escote o la falda plisada mecida por el aire de un respiradero del metro neoyorquino para desvelar sus muslos. Al final ella fue quien se llevó a la cama a los hermanos Kennedy.
El cine se aprovechó de su carisma y sus curvas, pero nunca le tuvo el respeto que le debía. Sus amoríos y bodas le otorgaron más fama que su desigual filmografía. Buena cantante, mejor actriz de lo que muchos piensan, debutó a la sombra de Groucho Marx. Se ganó el respeto del maestros Willy Wilder que la llevó a la cima 'Con faldas y a lo loco' - «era adorable cuando lograba aprenderse el papel»-, el desprecio de Lawrence Olivier y del desdén de Clark Gable, otro padre sustituto con quien rodó su crepuscular y quizá más conmovedora película: 'Vidas rebeldes'.
Alternó filmes magistrales con bodrios en una corta e intensa carrera que revisan ahora teles de todo el mundo con títulos como 'Amor en conserva', 'El multimillonario', 'Bus Stop', 'Eva al desnudo', 'La jungla de asfalto', 'Los caballeros las prefieren rubias' -su consagración mundial de la mano de Howard Hawks- 'Río sin retorno' -a las órdenes de Otto Preminger-, 'Luces de candilejas', 'Niágara' -donde nació el sex symbol-, 'Como casarse con un millonario', 'El príncipe y la corista' o 'La tentación vive arriba', origen de su imagen más perdurable.
Una imagen extra sexy venerada e imitada. La 'bomba rubia' perece hoy más viva que nunca e inspira a modistos, diseñadores, fotógrafos, estilistas, cineastas y actrices. 'Mi semana con Marilyn' es la penúltima producción de un Hollywood que sigue hechizado por aquella rubia teñida que en apenas 36 años vivió un puñado de vidas. Taylor Swift y Scarlett Johansson la recrean con sus osados escotes, su oxigenado cardado, sus carnosos labios escarlata y sus vestidos ajustados. Como el que lució para pasmo del mundo en el 'Happy Birthday, Mr. President' que regaló a John, F, Kennedy tres meses ante de morir desnuda y sola en su cama, como vaticinó en su diario.