Rajoy admite por primera vez la opción de que España tenga que pedir el rescate
El Gobierno no ve posible un acuerdo con Rubalcaba porque no piensa variar su duro plan de ajustes y recortes
MADRID.Actualizado:Mariano Rajoy admitió ayer por primera vez la posibilidad de que España se vea obligada a pedir un rescate parcial a sus socios europeos para poder financiar la deuda pública a unos intereses asumibles si los mercados internacionales no cejan en su empeño de encarecer la prima de riesgo.
El presidente del Ejecutivo, en la rueda posterior al último Consejo de Ministros del curso, que aprovechó para hacer balance de sus siete meses de Gobierno, contestó con un «no tengo tomada ninguna decisión» cuando volvió a ser interrogado sobre si su gabinete recurrirá al Fondo de Estabilidad europeo.
Rajoy protagonizó un notable viraje en solo 24 horas. El jueves, en la rueda de prensa junto a Mario Monti, celebrada en la misma sala de la Moncloa, evitó responder a la pregunta pese a que su homólogo italiano sí que reconoció que se lo está pensando después de saber que el BCE condiciona cualquier intervención directa de la entidad en favor de ambas deudas soberanas a que antes los estados soliciten la ayuda del fondo de rescate comunitario.
Rajoy, pese a admitir que al final hará «lo que convenga al interés de los españoles», señaló que antes de tomar una decisión quiere saber exactamente qué va a hacer el BCE en favor de la deuda española y si es «suficiente y adecuado». Quiere saber qué quiso decir Mario Draghi el jueves cuando anunció «medidas no convencionales de política monetaria» para dar estabilidad al euro y calmar a los especuladores.
El presidente del Gobierno busca ganar tiempo para comprobar hasta dónde están dispuestos a llegar el BCE y la UE para ayudar a España -y saber si aún es posible evitar el rescate- y, sobre todo, mantener la presión sobre sus socios para que, en el caso de que la petición de ayuda al Fondo de Estabilidad sea indispensable, lograrla en las mejores condiciones posibles, sin que España tenga que cumplir requisitos más duros de los que ya le ha impuesto la UE. Una estrategia similar a como negoció el primer rescate parcial europeo, el de la banca española.
El jefe del Ejecutivo no quiso concretar cuál es el límite temporal para deshojar la margarita, pero la fecha podría no distar de septiembre u octubre, dado que en este último mes el Tesoro necesita colocar en el mercado 30.000 millones de euros de deuda y España se vería en graves dificultades si la prima de riesgo sigue en las desorbitadas cifras actuales o superiores.
Cartas y reproches
Rajoy sigue empeñado en convencer a los socios comunitarios de que deben hacer más y más rápido por España, quien ha puesto en marcha todos las reformas que le han exigido y ha realizado o va a realizar todos los duros ajustes y recortes indispensables para cumplir con los objetivos de déficit y deuda que le han impuesto, pese al evidente desgaste del Gobierno y el creciente malestar ciudadano.
España ya ha cumplido, ahora le toca a Europa. Esa es la idea que subyace a la carta que Rajoy ha enviado al presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y al presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso. Muestra su enfado porque el Eurogrupo no ha puesto en marcha ninguno de los acuerdos que la Cumbre Europea celebrada a finales de junio acordó implantar antes de final de año. Por ello, pide la reunión urgente de todos los países del euro para que antes de 2013 se logren aprobar las hojas de ruta para la unión bancaria y fiscal, para que sean los bancos españoles quienes respondan directamente de sus ayudas ante el fondo de rescate -liberando de presión a la deuda española-, y para que Europa cumpla su compromiso de comprar deuda soberana de España e Italia en los mercados y de poner en marcha los demás mecanismos para impedir los ataques de los mercados al euro. Se trata de que, haya que recurrir al rescate o no, sea por un periodo transitorio que acabe a medio plazo con un euro fuerte y la emisión de eurobonos.
Rajoy, en el repaso, dejó claro que las prioridades de su política -reducción del déficit y reformas- no van a cambiar en los próximos meses y afirmó que los duros planes de recortes y ajustes «no son amables ni populares, pero no son una opción». «No se puede hacer otra cosa, es una obligación», dijo, si quiere cumplir con los objetivos de déficit y deuda de la UE. A cambio de los sacrificios, lo único que aseguró es que el Gobierno «sabe a dónde va, lo que tiene que hacer, y que va lograrlo».
A Cataluña, Andalucía y el resto de autonomías en proceso de rebelión por los enormes ajustes que les impone Hacienda les avisó de que no va a aflojar la exigencia, por mucho que protesten, «porque todos tenemos que hacer recortes en el gasto público, la prioridad capital».
Rajoy está convencido de que no podrá llegar a pacto alguno de política interna con el PSOE y Alfredo Pérez Rubalcaba, porque ellos no van a validar los recortes y él no va a variar su estrategia. Se conforma con se mantenga el consenso internacional. «Necesito que se me apoye en la batalla europea, y en lo demás el Gobierno está para cumplir con sus responsabilidades, es una carga del Ejecutivo, porque para eso lo eligieron los españoles».