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Neymar, entre el Barcelona y el Mundial de Brasil

Tito Vilanova no le desea ahora, prefiere que venga el próximo año; el Santos le recomienda jugar a gusto en su país para disputar el Mundial 2014

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Se abstrae de la presión respecto a su futuro. Está centrado en brillar en esos Juegos Olímpicos. Sabe que su cotización asciende a medida que da goles de tacón y marca en preciosos golpes francos. El Santos se frota las manos. Cada taconazo vale dos millones de euros. Cada gol, tres. Neymar escucha las dos posturas opuestas para decidir su futuro en quince días. Entiende a quienes le dicen que se marche ya a Europa para fortalecer su potencia física con entrenamientos más exigentes. El Barcelona adelantó diez millones por su fichaje. Y comprende a los dirigentes de su club, que le aconsejan quedarse en Brasil dos años para disputar el Mundial sin el riesgo de una adaptación al fútbol del viejo continente que no es fácil para un delantero.

La posición del Barcelona, que prefiere traerlo en 2013, apoya la segunda opción. Tito Vilanova es quien opina que es mejor que venga dentro de un año. La cuestión es si será el conjunto azulgrana su destino final. Los diez millones previos no aseguran su adquisición. El precio sube. El Chelsea acecha.

Neymar reflexiona que desde un punto de vista de progresión sería mejor marcharse ya a Europa. El Mundial es el objetivo que interfiere en esa preferencia. Pasar uno o dos años difíciles en una Liga del viejo continente podría perjudicar su rendimiento con Brasil en la Copa del Mundo. Su país le quiere a punto para la gran cita. En su tierra se siente a gusto y le recomiendan seguir dos temporada más, consolidar su nivel de confianza actual y afrontar el Mundial sin pensar en adaptaciones ni experiencias nuevas. Acabado el reto, será hora de irse a otro fútbol. Le explican que su aportación en estos Juegos Olímpicos es el ejemplo perfecto de lo que supone quedarse en la liga brasileña. Solo debe pensar en plasmar su alto nivel con su selección y con su club en un fútbol de toque y confección que no presiona demasiado y le permite rendir con libertad de marcajes. El joven no ha tomado una determinación. Lo hará nada más finalizar esos Juegos. Si conquista el oro, el precio será de doce millones más. Hasta los 60.