Romney culmina una disparatada gira

La primera gira por el extranjero del aspirante republicano a la Casa Blanca empezó como terminó: levantando ampollas allí donde él o alguien de su séquito abría la boca. Después de las meteduras de pata en Londres a cuenta de los Juegos Olímpicos y sus gruesos comentarios en Jerusalén que incendiaron el ánimo de los palestinos, Mitt Romney había sido capaz de sortear con éxito su visita a Polonia. Como no hay dos sin tres, a punto de subirse el avión que lo llevaba de regreso a EE UU, su jefe de prensa espetó un «bésame el culo» a los periodistas que buscaban la opinión del candidato después de la entrevista con el ministro de Exteriores polaco, Radoslaw Sikorski. Aunque Rich Gorka no tardó en disculpase, su exabrupto apartó de los titulares el respaldo dado por el expresidente Lech Walesa a la candidatura del exgobernador.

La elite política republicana, que vio la gira como una oportunidad para mejorar la escasa experiencia de Romney en el campo de las relaciones internacionales, no se cree tanto despropósito acumulado. De no haber dado la nota, los electores conservadores se habrían tomado el viaje como una excursión de escaso interés. La cosa cambia porque, a las dudas generadas por el candidato en el pago de impuestos y el manejo de la empresa Bain Capital, ahora se suma la mala impresión causada en el exterior. «Todo este viaje bordea la locura», dijo sin tapujos un asesor republicano a 'Los Angeles Times'.

Rompiendo ventanas

Ed Rogers, otro histórico miembro del partido, se muestra más comedido aunque admite que los resultados quedan lejos de las expectativas. «Romney en el extranjero es el mismo que en casa. A veces tienen actuaciones irregulares pero, en conjunto, su desempeño es bastante bueno». Otro veterano republicano se apoya en una metáfora deportiva para describir el accidentado 'tour'. «Es como alguien competente aunque no especialmente dotado para jugar bien al golf. Se entrena a conciencia y suele hacer excelentes recorridos. Pero es inevitable que alguno de sus golpes rompa una ventana».

Esas impresiones de patoso que algunos tratan de minimizar pueden marcar la diferencia entre ganar o perder en noviembre. Porque el actual inquilino de la Casa Blanca goza de una sólida imagen como comandante en jefe, Romney buscaba en Europa elevar su estatura política en un área que es muy tenida en cuenta por los votantes independientes. Es por ello que sus asesores se afanan en rechazar las críticas de fracaso. El candidato cometió algunos errores, admiten, pero fueron menores en comparación con sus logros.