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Un rebelde sirio transporta un explosivo casero por las calles de Alepo. :: PIERRE TORRES / AFP
MUNDO

Irán no permitirá que «el enemigo» avance en Siria

El régimen de los ayatolás critica con dureza el apoyo militar y financiero de Arabia Saudí, Catar y Turquía a los rebeldes

R. C.
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Irán permanece expectante ante lo que suceda en Siria. El régimen de los ayatolás no quiere perder a su principal aliado en la región y menos todavía después del claro avance de los Hermanos Musulmanes durante la 'primavera árabe'. El 'número dos' del Estado Mayor persa, el general Masud Jazayen, dejó claro ayer que «no permitirá que el enemigo avance» posiciones y arrincone a Bashar el-Asad. Un mensaje que ya habían apuntado en los últimos días otros mandatarios iraníes y con el que quieren subrayar que tomarán «duras medidas» para acudir al rescate de sus socios.

Las autoridades de Teherán observan con suma desconfianza la postura tomada por Estados Unidos y otras potencias occidentales, pero también denuncian que Arabia Saudí, Catar y Turquía apoyen de forma financiera y militar a los rebeldes sirios. De hecho, los últimos avances de las tropas otomanas hacia la fronteriza provincia de Kilis han provocado que las alarmas iraníes se disparen. Por ahora, el régimen de los ayatolás «no cree necesaria» ninguna intervención militar y se atreve a asegurar que, pese a los incesantes combates en las metrópolis de Alepo y Damasco, la situación se encamina hacia «un retorno a la calma». Aun así, Jazayen sugirió que -«según las circunstancias»- el Ejército persa decidirá de qué manera debe ayudar a sus «amigos en la región». «No permitiremos que el enemigo progrese», destacó.

De momento, la incertidumbre envuelve todo lo que sucede dentro de las fronteras de Siria. Además de en las calles, los choques entre el régimen y los rebeldes se repiten a la hora de anunciar los avances de cada cual. Ayer a primera hora, la oposición informó de que habían atacado «con granadas y armas automáticas» algunas de las principales sedes gubernamentales de Alepo y minutos después las tropas de El-Asad respondieron que habían matado a 400 «terroristas» -como llaman de forma despectiva a las milicias rebeldes- y habían detenido a 150 más en la capital financiera.

En busca de refugio

En los dos días que lleva abierto, el campamento de refugiados de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Jordania ha recibido un millar de sirios que huyen de la guerra civil -como ya la define la ONU- o el «conflicto armado localizado» -la descripción que todavía prefiere Moscú-. Y es que según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el número de exiliados ya se eleva a 267.000.

La solución a esta contienda, que comenzó hace ya 16 meses, parece cada día más difícil. Mientras Rusia y China insisten en que el pueblo sirio tiene que decidir el rumbo de su país, el bloque comandado por EE UU considera ineludible que El-Asad deje el poder. El presidente norteamericano, Barack Obama, y primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, mantuvieron una conversación telefónica de 36 minutos en la que fijaron una postura común para tratar de acelerar la transición política en el país árabe.

Pero la oposición, de momento, parece disgregada. Ayer se formó el Consejo de Secretarios Generales Revolucionarios Sirios, un nuevo grupo que trata de formar un gobierno en el exilio dirigido por el opositor Hatham al-Maleh.