Los daños colaterales de Turquía
La oposición acusa al gobierno del islamista Erdogan de cometer graves errores y gestionar la situación al servicio de terceros
MADRID Actualizado: GuardarTodos los medios anotaron el lunes 30 de julio el envío a la frontera siria de equipo militar turco de importancia, incluidos tanques y misiles tierra-aire, pero tal vez no se hagan tanto eco del viaje que este jueves hace a Erbil el ministro turco de Exteriores Ahmet Davutoglu.
Erbil es una ciudad del norte de Iraq y sede del gobierno kurdo autónomo de facto y de nuevo en tensión con el gobierno nacional, el de Bagdad, porque allí se celebró una magna reunión de todos los movimientos kurdos que vio la aparición de una alianza del gobierno regional del Kurdistán iraquí, que dispone de muchos medios económicos y militares, con todos los actores regionales kurdos, incluyendo los del norte de Siria.
Todas las alarmas sonaron en Ankara, donde se da por hecho que uno de tales movimientos, el PYD (la sigla para 'Partido de la Unión Democrática') es ahora una filial siria del ilegal 'Partido de los Trabajadores del Kurdistán', separatista, bien implantado en el sureste del país y cuyo jefe, Abdula Oçalan, cumple pena de cadena perpetua. Sus guerrilleros siguen lanzando ataques con frecuencia mortíferos y aprovechan la retaguardia del territorio iraquí.
Alianzas, arreglos y nuevo 'statu quo'
Por todo eso va a Erbil este jueves el ministro Davutoglu: a pedir explicaciones y exigir seguridades al hombre clave en el escenario, Massud Barzani, el líder histórico de la rebelión kurda en Iraq y promotor de la inquietante asamblea. Apenas trascendió el encuentro y en medio de informes de que guerrilleros sirio-kurdos han comenzado a recibir entrenamiento en el Kurdistán iraquí, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo con su contundencia habitual que “Turquía no permitirá la creación de una entidad terrorista en su frontera”.
Tal frontera con Siria pasa de novecientos kilómetros pero a estos efectos solo interesa la que linda con el noroeste sirio. Los kurdos de allí, tal vez dos millones, han sido particularmente cuidados en los últimos tiempos por un régimen que, sencillamente, hasta desconocía su existencia. Dio papeles a cientos de miles apenas empezada la rebelión, permitió la vuelta al país de su líder, Saleh Muslim, y forjó un acuerdo según el cual si los kurdos no se unían a la revuelta, nadie les molestaría y su status seguiría mejorando.
Este arreglo ha funcionado hasta ahora porque en los feudos turcos no entran los rebeldes, detenidos por cientos de puntos de control a cargo de milicianos armados, pero también se han ido las tropas gubernamentales, más necesarias en otras áreas. De hecho solo la capital kurda, Qamishli, mantiene la guarnición siria oficial y no está bajo control kurdo… Pero manifestaciones frecuentes y un público galvanizado acreditan que incluso en esa ciudad podrían cambiar las cosas. En Ayn al-Arab, más al sur y fronteriza con la provincia de Alepo la presencia kurda es explícita y hasta ha cambiado de nombre: ahora es Kabani.
La polémica interna en Turquía
Todo esto preocupa mucho en Ankara y aunque el nacionalismo panturco es intenso y el combate militar contra el PKK tiene fuerte respaldo social, el asunto se ha colado en el debate político y la oposición, sencillamente, acusa al gobierno del islamista Erdogan de cometer graves errores, haber evaluado muy mal la situación regional y gestionar la situación al servicio de terceros. El jefe de la oposición, el socialdemócrata y laico Kemal Kiliçdaroglu, ha tildado a Davutoglu (un reconocido teórico, intelectual y muy versado en seguridad nacional) nada menos que de "ignorante".
Su versión es que, poco a poco, Turquía va a ser la punta de lanza para liquidar militarmente la cuestión… por cuenta de otros, a los que unas veces llama 'potencias occidentales' y otras 'Israel'. Y cree que "Turquía es ahora un país preocupado" (…) que no debe ser arrastrado a una guerra". Fiel partidario de la OTAN y jefe de un partido que ha monopolizado durante muchos años la relación privilegiada con las poderosas fuerzas armadas, esta posición de Kiliçdaroglu ha impresionado mucho a la opinión y suscita un debate sin precedentes.
Hay, en fin, algo más y aunque lateral, relacionable con la crisis descrita. El régimen sirio es principalmente alauita y tal vez casi un tercio de los ciudadanos turcos es aleví, una especie de primos de los aquéllos, como indica la cercanía fonética y shiíes como ellos, aunque distintos. La fe aleví es, por cierto, la del propio Kiliçdaroglu y eso ayuda también a entender su reticencia inicial a entrar a fondo en el tablero sirio.
Sea como fuere y con el papel turco en auge, es evidente que será difícil – el 'Partido Republicano del Pueblo", el de Kiliçdaroglu, recibió el 26% de los votos – ejecutar una política nacional sobre la crisis. El dúo Erdogan-Davutoglu tal vez no contaba con esto…