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La china Ye Shiwen celebra su victoria en los relevos. :: AFP
ANDALUCÍA

La china que amenaza a Phelps y Lochte

Ye Shiwen, oro con sólo 16 años, nadó la última posta de los 400 estilos al ritmo de los mejores hombres

J. G. PEÑA
LONDRES.Actualizado:

Los Juegos Olímpicos son como la chistera de un mago. Un arcón donde caben a puñados las historias increíbles. Como la del japonés Kusuo Kitamura, campeón de la prueba de 1.500 metros (natación) en Los Ángeles 1932, cuando sólo tenía 14 años y 10 meses. O como la china Ye Shiwen, oro en Londres en 400 estilos con apenas 16 años. La chistera es inagotable.

Kitamura era un niño tímido, acobardado ante la modernidad de Estados Unidos. La nostalgia de su hogar le hacía llorar por las noches. «Ojalá, padre, estuviera usted aquí», escribió en una carta. Dudaba. Su entrenador, un duro profesor de química, le azuzaba: «Si el nadador se encuentra bien de salud, no falta a sus entrenamientos; si se encuentra mal, no falta tampoco. Sólo estando muerto falta a sus entrenamientos». El técnico había conseguido que sus nadadores, de brazos cortos, fueran más eficaces que los altos estadounidenses. También, según los críticos, les alimentaba con plantas que escondían TNT, trinitotolueno.

El crío Kitamura le obedecía a ciegas. Como si fuera otro padre. Y así ganó la final de 1.500. De inmediato escribió otra carta a su casa: «Mi deseo ha sido realizado, padre. Y como prometió hacerme un regalo si ganaba, le pido una motocicleta. Bueno, si no le parece que soy demasiado joven para conducirla».

En la chistera donde duerme la historia de Kitamura acaba de entrar la de la china Ye Shiwen, campeona olímpica con récord mundial en estos Juegos de Londres. Apenas 16 años. Rostro ancho de niña. Inexpresiva. Inocente y un látigo en la piscina. Asombró en la final de los 400 estilos (4:28.43). Con 1,72 metros de altura nadó sólo tres centésimas más lenta que el coloso Ryan Lochte (1,87 metros y 84 kilos de músculos hecho en los gimnasios) en los últimos cien metros. «Lochte y Phelps tienen suerte de que Ye Shiwen sea una chica», bromearon en la delegación china.

Cuentan que los cazatalentos la localizaron a los cinco años. Un pez. La pescaron. Ingresó en el programa de alto rendimiento acuático de Shanghai, a las órdenes del británico Davis Liles. Aquello es una fábrica. El país más poblado y los mejores técnicos del mundo. Hace sólo unos meses, la marca personal de Ye Shiwen estaba muy lejos de la actual. Ahora es ya una de la reinas de la piscina. China sigue creciendo. Aunque aún le cuesta limpiar su camino de las dudas. El dopaje. En 1994 sus anónimas nadadoras arrasaron en el Mundial de Roma. Luego se supo que estaban hechos de DHT, un anabolizante. Descubrir eso es como pillarle los trucos al mago de la chistera.