Mitt Romney se dirige a los medios después de reunirse con David Cameron. :: CARL COURT / AFP
MUNDO

Romney empieza con mal pie

El republicano critica la organización de los Juegos en su visita a Londres

LONDRES. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El candidato republicano a la Casa Blanca en las elecciones del 6 de noviembre llegó a Londres dispuesto a forjarse una imagen de líder internacional. Pero la gira de una semana que Mitt Romney inició ayer en Reino Unido y le llevará además a Israel y Polonia -países ambos con nutridas comunidades al otro lado del Atlántico- no pudo empezar peor para sus intereses ni para los del primer ministro anfitrión. Porque la víspera de la inauguración de los Juegos Olímpicos, Romney sirvió a David Cameron como desayuno unas destempladas declaraciones que cuestionaban la capacidad británica para organizar este evento.

Romney confesó en una entrevista con NBC News lo «desconcertantes» que le resultaban algunos «signos de falta de preparación» en la organización olímpica londinense. Y aludió en concreto al fracaso de la empresa privada G4S, encargada de proveer personal de seguridad, que solo unos días antes del comienzo de los Juegos avergonzó al Gobierno británico al admitir que no podría cumplir sus compromisos. Al exgobernador de Massachussets le inquietaba igualmente una huelga de los funcionarios del Ministerio de Interior que, para cuando realizó sus polémicas manifestaciones, ya estaba desconvocada. Y, por fin, Romney llegó a poner en duda que los británicos fueran capaces de «celebrar unidos» el momento olímpico. Antes de la llegada del dirigente republicano a Londres ya se había explicado que David Cameron lo recibiría en el 10 de Downing Street, pero 'dentro', no a las puertas de la célebre residencia. Así lo hizo el primer ministro, que rompió la supuesta línea oficial que le impidió en su momento hacer lo propio con François Hollande para no incomodar a Nicolas Sarkozy, pero tampoco regaló a Romney bonitas imágenes para su álbum. Y menos después de unas declaraciones que, la víspera de la ceremonia inaugural de los Juegos, le obligaron a salir a los medios para decir que los británicos echarán el resto por el éxito de la cita en una complicada coyuntura económica.

La «especial relación»

Es posible que Cameron reservase su irritación para el encuentro privado con Romney. Todo sea por mantener la «especial relación» entre los dos países. Pero los medios británicos acusaron el golpe. Y aprovecharon para subrayar que el debut del candidato republicano en la escena internacional «difícilmente servirá para desmentir la percepción de que tiene un flojo conocimiento de los asuntos de política exterior». A esta conclusión de 'The Guardian' se sumó con entusiasmo el 'Telegraph', que puso en boca de un asesor de Romney unas declaraciones sobre la común «herencia anglosajona» que excluirían a un presidente de padre keniano como Obama.

Y en el mismo rotativo, Alex Spillius tachaba de «irrisorias» las apreciaciones del dirigente republicano y sangraba por la herida. «Ni una sola vez le he oído alabar a Gran Bretaña. Incluso reiteró su disgusto por nuestro sistema de salud antes de llegar a estas costas de ignorantes con dientes amarillos que pasan la mitad de sus vidas esperando en el hospital». Durante toda la jornada se sucedieron las alusiones a la fortuna de Romney y las comparaciones con Obama. «Preferiríamos a un republicano antes que a un demócrata en la Casa Blanca», dijo el miembro de la Cámara de los Lores Tim Bell. «Pero Romney no va a ganar», dijo.