Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Kailai y su marido Xilai, en una imagen tomada en 2007. :: REUTERS
MUNDO

Recta final en el escándalo Bo Xilai

La mujer del exsecretario del Partido Comunista Bo Xilai, Gu Kailai, será juzgada por el homicidio del empresario británico

ZIGOR ALDAMA
SHANGHAI.Actualizado:

Parece que el escándalo político más grave que sacude China desde la matanza de Tiananmen encara su recta final. Porque la decisión de acusar formalmente a Gu Kailai, esposa del exsecretario del Partido Comunista en Chongqing, Bo Xilai, del asesinato del empresario británico Neil Heywood, arroja luz sobre un caso que ha puesto patas arriba la cúpula del poder chino.

Hace ya un tiempo que Gu y su empleado, Zhang Xiaojun, están siendo juzgados, pero hasta ayer no se dio a conocer la noticia. Según la agencia de noticias oficial Xinhua, los investigadores del caso han concluido que la mujer y su hijo, Bo Guagua, «mantenían disputas económicas con Heywood», y que el pasado 15 de noviembre Gu decidió matarlo discretamente, posiblemente envenenándolo, porque «pensó que podía ser una amenaza para su hijo».

Lo que no dice la nota de Xinhua es que esas disputas económicas podrían esconder la extorsión que Heywood habría llevado a cabo porque conocía los sucios negocios de la familia Bo. De hecho, él mismo podría haberles ayudado a evadir cientos de millones de dólares en impuestos, una revelación que deja al descubierto la magnitud del grave problema de la corrupción, y la doble moral de Bo, cuya inmensa popularidad radicaba en la lucha sin cuartel que le había declarado al crimen organizado y en el regreso a los valores comunistas que proponía.

Tampoco menciona la agencia de noticias que si el caso ha ganado tanta relevancia es porque Bo Xilai, que incluso se postulaba para un cargo en lo más alto del Ejecutivo, podría haber utilizado su poder absoluto en la Policía para hacer creer que, como se dijo en un primer momento, Heywood había muerto por una intoxicación etílica. Así, no es de extrañar que no se le practicase autopsia alguna, y que el cuerpo fuera rápidamente incinerado.

El caso no habría tenido mayor relevancia de no ser porque el jefe de policía de Chonqging, Wang Lijun, protagonizó una huida de película para refugiarse en el Consulado de Estados Unidos. Allí estuvo varias horas, y todo apunta a que se fue de la lengua. El problema alcanzó entonces nivel nacional, y poco después fue el Reino Unido quien exigió una investigación seria sobre el asunto. «No hay privilegios para nadie frente a la ley, y el Partido no tolera que sus miembros se pongan por encima de ella», dijeron los líderes comunistas al anunciar la destitución del todopoderoso Bo.

Influencia omnipresente

Precisamente, es esa influencia política que podría continuar ejerciendo el exsecretario del Partido, aunque nada se sabe de él desde que fue destituido de sus cargos en marzo, lo que ha provocado que el juicio a Gu y a Zhang se celebre en la provincia de Anhui, a más de mil kilómetros de distancia.

Solo así podrán recibir un trato justo y, probablemente, solo así se podrá zanjar el asunto antes de que comience el vital congreso de otoño, momento en el que se elegirá a la nueva cúpula del poder, que estará dirigida por el ahora vicepresidente Xi Jinping, y que no quiere estrenarse con la mancha de la familia Bo todavía fresca en la solapa.