Sociedad

SALVAR LA CULTURA

CONSEJERO DE CULTURA DE LA REGIÓN DE MURCIA (PP) Actualizado: Guardar
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Que la subida del IVA ha venido como consecuencia de un imperativo macroeconómico y no de una decisión del «espíritu» de un Gobierno es algo que, a día de hoy, nadie duda. Cuando sólo existe una opción, el planteamiento de posibles alternativas únicamente conduce a la melancolía de la política-ficción y, por tanto, a un debate irreal. Ahora bien, cosa muy distinta sucede cuando se examina la aplicación de este aumento del IVA por sectores y productos: entonces, las alternativas se multiplican y, con ellas, la posibilidad de un disenso sano, leal y necesario. Es el momento de reformas estructurales ambiciosas y desprejuiciadas. Pero las reformas deben servir para garantizar el futuro, y no para cercenarlo. En el caso de la cultura, este cambio sustantivo de sistema está perfectamente diagnosticado desde hace tiempo: una menor dependencia del modelo de subvenciones hasta el momento imperante; ventajas fiscales que faciliten la rentabilidad de las grandes producciones; y una ley de mecenazgo agresiva y revolucionaria que escore el peso de la maquinaria cultural hacia la iniciativa privada. La suma de estas tres medidas ofrece como resultado la notable disminución del esfuerzo presupuestario de las administraciones públicas.

El problema, en este sentido, es que la recientemente anunciada subida del IVA para espectáculos y eventos culturales en un 13% transforma en inviable y estéril cualquier estrategia de reconversión de la cultura. ¿Quién va a querer invertir en un proyecto relacionado con ella cuando el consumo va a entrar en caída libre y hará de cualquier iniciativa empresarial un negocio ruinoso?

Además, hay un segundo factor de envergadura: el esfuerzo encomiable que el Gobierno ha realizado en el ámbito del turismo, con el aumento de un solo 2% del IVA y su mantenimiento estratégico dentro del tramo reducido, podría verse anulado por el efecto negativo derivado de la cultura. A nadie se le escapa que el turismo no lo componen exclusivamente hoteles y restaurantes, sino todos aquellos productos que le dan contenido y que, en definitiva, conforman la experiencia del visitante. Dentro del amplio y rico catálogo de productos a través del cual España se vende al exterior, la cultura constituye uno de los más atractivos. Si matamos la cultura, habremos resquebrajado los cimientos del turismo en unos términos que, a la postre, harán tambalearse su entera arquitectura industrial. Solicitar la rebaja del IVA cultural no supone impugnar las políticas del Gobierno central, sino pedir la modulación de las medidas macroeconómicas a situaciones específicas.