Irak consigue eclipsar a Siria
La ofensiva anunciada por el brazo de Al-Qaida se cobra más de cien vidas en dos días de ataques contra los chiíes
Actualizado:Coches bomba, emboscadas, ataques frontales... Un total de 28 acciones armadas en diecisiete ciudades del norte, incluida la capital, durante una mañana que trasladó a Irak a los peores tiempos de la posguerra y eclipsó por unas horas al vecino sirio. Bagdad, Taji, Saadiyah, Jan Beni Saad, Kirkuk, Tuz Jurmatu, Dibi. El balance provisional de las autoridades es de 107 muertos y 268 heridos, la jornada más sangrienta desde el 10 de mayo de 2010, cuando 110 personas perdieron la vida, la mayoría por la explosión de coches bomba en el aparcamiento de una fábrica textil de Bagdad.
La mayor parte de los ataques tuvieron como objetivo zonas chiíes y los responsables de seguridad apuntan al Estado Islámico de Irak, el brazo de Al-Qaida operativo en el país árabe, que el sábado emitió un comunicado para anunciar el inicio de una ofensiva coincidiendo con el mes de ramadán. Una amenaza que se ha plasmado en las últimas 48 horas de ataques contra centros religiosos y barrios chiíes, así como controles y cuarteles de las fuerzas de seguridad, que han costado la vida a más de 120 personas; entre ellas figuran soldados y policías.
Después de esta sangrienta tercera jornada de ramadán, los iraquíes miran al otro lado de la frontera. Siguen día a día lo que ocurre en la vecina Siria. «Tenemos miedo del peso que los salafistas han adquirido en la revuelta contra El-Asad, en Irak la mayor parte de los ciudadanos somos chiíes y, cuando acaben en Damasco, no tardarán en apuntar a Bagdad», señala un empresario de la construcción de la capital consultado por teléfono.
La inestabilidad de Siria y el carácter de guerra santa contra la jerarquía alauí -grupo derivado del chiísmo al que pertenecen el presidente y la cúpula del régimen- con el que algunos grupos extremistas suníes han querido revestir la revuelta tienen efectos más allá de las propias fronteras del país. Libaneses e iraquíes están siendo los primeros en verse afectados por la constatación de que la confesionalización del conflicto no entiende de fronteras.
Bagdad respalda a Bashar el-Asad y, por ello, nada más conocer la noticia de la captura por parte de los rebeldes del principal paso fronterizo entre ambos países decidió cerrar la frontera. Una medida criticada por la oposición siria, que recordó a los miles de iraquíes que recibieron cobijo en este país en 2003. Finalmente, según el canal Al-Iraquiya, las autoridades iraquíes cambiaron de opinión tras la orden del primer ministro, Nuri al-Maliki, al Ejército y la Policía, así como a la Media Luna Roja, de recibir y ayudar a los sirios que crucen la frontera huyendo del conflicto.
Con petróleo pero frágil
Después de la retirada de Estados Unidos en diciembre, la curva de violencia era descendente, pero estas últimas acciones vuelven a poner sobre la mesa la fragilidad del nuevo Irak. Los datos económicos del país avanzan a buen paso gracias a la recuperación del sector petrolero, que por primera vez en su historia ha superado al vecino Irán. Los casi 3 millones de barriles diarios proporcionan un motivo para la esperanza entre unos ciudadanos acostumbrados a convivir con la violencia y que, nueve años después de la caída del antiguo régimen, continúan con problemas de falta de electricidad y de agua corriente en sus casas.
La actual Administración está en manos de fuerzas chiíes y kurdas, que no parecen dispuestas a responder a la provocación de unos atentados que podrían volver a destapar el baúl de los conflictos entre sectas y frenar en seco el auge del petróleo.