Damasco declara que no empleará sus armas químicas para sofocar la revuelta
Actualizado:El régimen sirio asiste en los últimos días a la llegada de la revuelta a Damasco y Alepo, y ha perdido además el control de forma temporal sobre varios puestos fronterizos con Turquía e Irak. El Ejército no ha logrado sofocar los focos opositores en las dos principales ciudades del país, pero «todo ha vuelto a una relativa normalidad, la gente ha regresado a sus puestos de trabajo, han abierto las tiendas.», relata un funcionario de la capital consultado.
A la inestabilidad en las calles se suma ahora la preocupación por el arsenal de armas químicas que, por primera vez desde el inicio del conflicto, reconoció poseer el régimen de Bashar el-Asad. «Este armamento está guardado de forma segura por nuestras fuerzas de seguridad y nunca será usado a no ser que suframos una agresión externa», admitió el portavoz de Exteriores, Yihad Makdissi.
Unas palabras que pronto recibieron contestación desde Washington, que advirtió de que «no deberían siquiera pensar en usarlas», según el portavoz del Pentágono, George Little. Las declaraciones de Makdissi tuvieron una inmediata y abundante repercusión en los medios y el Ministerio de Exteriores difundió posteriormente un comunicado a través de la agencia Sana denunciando su «manipulación» para equiparar la situación de Siria con la de Irak antes de la invasión y justificar de este modo una posible intervención.
El guion de Putin
Las armas siguen eclipsando cualquier salida dialogada y desde la diplomacia internacional se insiste en la estrategia del palo y la zanahoria, que de nada ha servido hasta el momento. La Liga Árabe ofrece una «salida segura» al presidente Bashar el-Asad si renuncia al poder de forma inmediata y la Unión Europea aumenta las sanciones y refuerza el embargo de armas, en vigor desde mayo.
Movimientos estériles que persiguen el desgaste de un régimen cuya «caída por la vía anticonstitucional» hará que «la guerra civil se prolongue por tiempo indefinido», alertó el presidente ruso, Vladímir Putin, uno de los grandes aliados que le quedan a Siria en la arena internacional. «No queremos que la situación se desarrolle por el mismo guión sangriento de guerra civil y que continúe por quién sabe cuántos años como en Afganistán. Tanto el Gobierno como la oposición armada deben cesar la violencia y sentarse a la mesa de negociaciones», declaró Putin.