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Dos jóvenes lloran durante una vigilia en Aurora. :: SHANNON STAPLETON / REUTERS
MUNDO

Chico brillante con acceso a un arsenal

El asesino de Denver compró sin problemas legales cuatro armas y unas 6.000 balas unas semanas antes del atentado

JUAN PABLO NÓBREGA
NUEVA YORK.Actualizado:

El escenario cambia, los muertos siempre son otros pero las matanzas indiscriminadas de inocentes en EE UU a manos de desequilibrados armados hasta los dientes golpean con la puntualidad de las mejores secuelas del cine de terror. James Holmes, el enmascarado de negro de Denver, se llevó por delante a 12 personas en una orgía de sangre y fuego que dejó atónito al mismísimo Batman y sin embargo su historia se antoja una cruda repetición de las masacres cometidas por otros jóvenes que no tuvieron problemas en conseguir un potente arsenal para dar rienda suelta a sus frustraciones. El récord lo mantiene Seung-Hui Cho, que acabó con la vida de 32 estudiantes en el instituto Virginia Tech antes de suicidarse en 2007, sin olvidar la pesadilla a que fueron sometidos los alumnos del Instituto Columbine a manos de dos adolescentes donde fueron asesinadas 13 personas.

Mientras el país trata de capear la conmoción producida por el suceso del viernes en las afueras de la capital de Colorado, siguen siendo un misterio los motivos que impulsaron a un brillante licenciado en Medicina a preparar y ejecutar un crimen de semejante magnitud. Hijo de una enfermera y un ejecutivo de informática, Holmes es el prototipo de chico de clase media que nunca dio que hablar y, cuando lo hizo, fue por su excelente rendimiento en los estudios y sus buenos modales.

El único traspiés que ha trascendido es el abandono, a comienzos de verano, de un master en Neurociencia que realizaba en la Universidad de Denver. Interesado en los problemas de la mente, una de las asignaturas que escogió se titula 'Bases biológicas de los desórdenes psiquiátricos y neurológicos'. Irónicamente, recordó uno de sus profesores a la cadena ABC, se había entregado con pasión al estudio del comportamiento humano.

Por motivos aún por explicar, el aclamado estudiante y el tranquilo vecino decidió hace poco teñirse el pelo de rojo a la vez que se iba llamándose por ahí 'The Joker' (el bromista), el villano de pelo verdoso inseparable de las películas de Batman. El dato lo ha filtrado a los medios el jefe de la Policía de Nueva York, Ray Kelly, y significa uno de los pocos elementos que indican algún trastorno de personalidad del supuesto asesino. De momento, Holmes tiene una cita el lunes con el juez donde previsiblemente será imputado por el ataque. Además de las 12 víctimas mortales, otras 59 personas resultaron heridas. Dos de ellas siguen en estado crítico mientras 17 permanecen hospitalizadas.

Sin información

Poco ha cambiado la legislación sobre el control de armas en Colorado desde que la matanza de Columbine desatara un debate nacional sobre lo simple que le resulta a un ciudadano ir a una tienda y dotarse del más sofisticado material. Holmes, por ejemplo, había comprado las cuatro armas y 6.000 balas unas semanas antes de la tragedia de manera totalmente legal.

Pese a que entre el arsenal que compró, todo en un mismo establecimiento, figuraba un fusil de asalto tipo AK4-7, nunca despertó sospechas porque el sistema de supervisión es tan laxo que la tienda en cuestión no está obligada a informar a las autoridades cuando el cliente tiene un expediente limpio y las armas son etiquetadas como 'normales'. «Este chico había comprado básicamente un armamento muy convencional, declaró a The New York Times Eugene Volokh, un experto en derecho constitucional que entiende que a una personas sin antecedentes como a Holmes no sea objeto de ninguna restricción bajo las leyes de muchos estados.

Más de un centenar de agentes trabajaron toda la jornada de ayer en la desactivación de la trampa con bombas y otro material no especificado por la policía que el presunto autor de la matanza colocó en su apartamento. Tras una primera detonación controlada, las autoridades seguían investigando para evitar posibles daños al edificio. Mientras, el temor a un 'copycat' -una persona que imite el crimen- movió ayer al Departamento de Seguridad Nacional a pedir a la industria cinematográfica que refuerzo de las medidas de seguridad en las salas del país.